25.5.10

Literatura y redención

Herbjørg Wassmo es un clásico de la literatura noruega por su novela La casa del mirador ciego

Herbjørg Wassmo, autora noruega.

Portada.foto:wikipedia-fuente:elpais.com

"Tal vez sea el libro más crudo y menos elaborado de mi carrera", reconoce la autora de uno de los cinco países nórdicos que protagonizan la 69ª Feria del Libro de Madrid. La cita, del 28 de mayo al 13 de junio, mostrará su diversidad de temas y géneros literarios.

Ha sobrevivido al éxito y al fracaso. Logró que cicatrizaran sus heridas de infancia y supo asimilar el boom literario que supuso su primera y deslumbrante novela. Flaca, coqueta, con el pelo corto completamente blanco y puro nervio, Herbjørg Wassmo (Vesteralen, Noruega, 1942) debutó en la literatura con La casa del mirador ciego, publicado en su país en 1981 y editado ahora en España. Wassmo es una de las escritoras más populares en un país de apenas cinco millones de habitantes, donde un 93% de los noruegos leyeron uno o más libros en 2007. La cifra, que no es mala, mejora cuando se conoce que el promedio se sitúa en 16 títulos al año, según datos de Norla (centro para la literatura en extranjero).

La casa del mirador ciego no fue un libro trazado concienzudamente durante años. Sencillamente inundó su cabeza. Estamos en la sede de la editorial Gyldendal, uno de los grupos editoriales más potentes de su país, en un edificio modernista, ubicado en pleno centro de Oslo, y reconvertido en un impresionante espacio diáfano. El libro que cambió su vida comenzó con un sonido: el viento y el hielo que se resquebraja y una niña a la orilla del mar. La pequeña movió un pie y rompió el hielo. Iba vestida con ropa antigua y usaba unos zapatos como los que llevaban los críos noruegos en los años cuarenta para esquiar. Herbjørg Wassmo no sabía nada, en ese momento, sobre Tora, el personaje que empezaba a crecer en su cabeza. "Cada día de trabajo resulta tan excitante para mí como para el lector", cuenta la escritora noruega sobre los orígenes de La casa del mirador ciego con la que ganó todos los premios literarios de su país. "Tal vez sea el libro más crudo y menos elaborado de toda mi carrera; apenas construyo las frases, si lo hago no funciona. Me importaba más entrar en el corazón de esa niña que escribir literatura correcta".

Wassmo decidió seguir su instinto. Para la geografía y el paisaje servirían los de su infancia. Creció rodeada de brezo, abedules y grosellas, y su personaje viviría en un lugar que la escritora conocía bien, una comunidad pequeña, en un pueblo pesquero del norte de Noruega, con una casa que antiguamente pertenecía a una familia rica, pero que al acabar la Segunda Guerra Mundial la habitaban personas con problemas. Antes era la mansión del dueño del pueblo, pero ahora no tenía ni cristales. En su lugar clavaron tablones. Wassmo se puso como tarea describir las relaciones entre los personajes de la infravivienda y entender que, aunque vivían muy juntos, ninguno quería saber por qué la gente lloraba durante la noche. Más adelante, descubrió que Tora había nacido de la relación de un soldado alemán y una noruega, y sentía una vergüenza terrible: "Su madre siempre sería una puta de los alemanes". La segunda vergüenza era el abuso sexual de su padrastro, algo que Tora debía ocultar a todos.

"Manos que llegaban en la oscuridad. Eso era la peligrosidad. Manos duras que apretujaban y aplastaban. Después apenas alcanzaba llegar al servicio antes de que fuera demasiado tarde". Ya desde las primeras páginas de esta conmovedora novela, el lector conoce los secretos de Tora. Su sentimiento de culpa y su poder destructivo, pero también su capacidad de superación. La novela de Wassmo se lee como un thriller y, entre otras muchas sensaciones, como ocurre con buena parte de los autores nórdicos cuando describen los paisajes nevados, te deja helado. "Los niños víctimas de abusos tratan de esconderlos para proteger a sus padres y tratar de mantener la armonía. Sobre eso sé mucho, ahora lo puedo decir", aclara la autora.

Ambientada en los años que siguieron al final de la guerra mundial, tras la ocupación nazi del norte de Noruega, la novela aborda el problema con los hijos de los alemanes. Durante años, en esa zona casi despoblada la proporción llegó a ser de un alemán por cada ocho personas. En algunos casos se metieron en las casas y en otros expulsaron a sus habitantes. La huida de los nazis dejó un reguero de niños que no volvieron a saber nada de su progenitores. Niños como Tora para la que el terror también se encontraba fuera de su vivienda.

En los ochenta, cuando se publicó la novela, los hijos de los alemanes seguían siendo algo tabú. "Sencillamente los niños ignoraban quiénes habían sido sus padres. Las familias los cuidaban, claro, pero ellos habían perdido su identidad. En la escuela de mi pueblo teníamos un maestro muy valiente que paraba cualquier clase de abuso contra estos niños, pero en otros sitios no fue así". De alguna manera, la novela de Wassmo se anticipó a las recientes investigaciones historiográficas que han empezado a desvelar el dolor de los civiles que perdieron la guerra y que simplemente pusieron su corazón en el lugar equivocado. "Los nuevos héroes -algunos se habían marchado a Inglaterra cuando empezó la contienda y regresaron cuando los alemanes habían huido- aplicaron su justicia y en el mismo saco entró gente que había colaborado abiertamente con los nazis y jóvenes que más que traicionar sus ideas, simplemente se enamoraron", añade Wassmo. La escritora recalca que la justicia popular en los lugares pequeños es muy fuerte y, sobre todo, que no resulta fácil escapar a ella puesto que no hay donde huir. "Nunca se ha hablado de las mujeres que fueron expulsadas del país o las jóvenes que fueron rapadas en público. Recuerdo el caso de una muchacha de 14 años que fue castigada duramente porque no encontraron a su hermana. Eso es algo que nunca se ha aclarado y los héroes siguen siendo héroes".

Wassmo sabe bien de lo que habla. Durante años impartió clases en una escuela del archipiélago de Vesteralen, una profesión que abandonó en cuanto se publicó La casa del mirador ciego. Su debú literario y la explosión que generó le allanaron el camino. "No estaba tan desesperada como para seguir trabajando con los jóvenes", dice sonriente. El éxito le facilitó también mudarse a Oslo donde militó en el movimiento feminista y apoyó la discriminación positiva que ¡en esos años! promovió el Ministerio de Igualdad. "Tuve la suerte de formar parte de esa revolución, no tanto por las manifestaciones como por la manera de vivir". Noruega es ahora uno de los países más libres y con mayor renta de Europa, aunque "todavía los hombres ocupan mejores posiciones y ganan más, algo que acabará corrigiéndose puesto que los hombres y las mujeres noruegos son bastante fuertes", añade Wassmo.

La escritora no padeció ninguno de los problemas que sufren algunos autores cuando se enfrentan a su segundo título tras un éxito apabullante. Al contrario, acumuló tanto material que tuvo texto suficiente para una trilogía. La cosa no paró ahí. Su siguiente éxito y quizás su libro más conocido fuera de su país y del que incluso se ha realizado una adaptación cinematográfica, Dina, también fue una trilogía. Wassmo aclara que no lo planifica, las trilogías le salen solas. Los personajes se enganchan a ella como un alcohólico a la botella de ginebra.

El rostro afilado de Wassmo y sus vivaces ojos azules se clavan en su interlocutor. Parte de su carrera como escritora se ha movido en el espinoso terreno de las relaciones paterno filiales, como la trilogía de Dina, publicada en español y llevada al cine, y Cien años, su última novela, en la que recrea la vida de cuatro generaciones de mujeres de su propia familia y en la que habla directamente del miedo que le inspiraba su padre y de experiencias personales parecidas a las de Tora.

A primera vista parece que Wassmo sea una persona que se implica en todo lo que le rodea. Como buena parte de los autores escandinavos, apoya abiertamente la política de protección que desarrolla el Gobierno de su país a la literatura que, entre otras medidas, adquiere mil copias de prácticamente todos los títulos nuevos y los distribuye por la red de bibliotecas públicas. La política de protección y apoyo incluye también ayudas a la edición y traducción de su obra en el extranjero. Wassmo rechaza cualquier acusación de endogamia o excesivo proteccionismo a la creación. "Gracias a ella nuestros libros se encuentran lo mismo en el metro de Moscú que en el Retiro de Madrid", dice. "No merece la pena defender a un país que no protege su cultura. El Estado debe ser el primero en conocer que los artistas tienen que trabajar y vivir, no sólo pasar hambre".

Los primeros frutos de esa política ya empiezan a notarse. La Feria del Libro de Madrid -Wassmo no podrá acudir por problemas de promoción con su nueva novela- tiene este año como invitado a los países escandinavos y sus ventas se han disparado en el mundo, especialmente en Alemania y Francia. "Quiero pensar que, con un idioma tan pequeño, si somos capaces de romper fronteras es porque nuestra literatura es buena, no sólo exótica o pintoresca". Como profesional de las letras reconoce que en origen cualquier creador noruego le debe mucho a Ibsen y, por supuesto, a Jostein Gaarder -"una cometa que ha hecho que se nos conozca- y su Mundo de Sofía, traducido a cincuenta idiomas y el libro más vendido del mundo en 1995, pero Wassmo también le echa un capote a la novela negra, un género que no conoce en absoluto: "Mi filosofía es que si conseguimos que la gente lea, eso es bueno, especialmente si se trata de jóvenes".

Han pasado casi tres décadas desde que se publicó La casa del mirador ciego, y el libro se lee en las escuelas para que los jóvenes dispongan de información sobre el incesto. Todavía recibe cada semana correos electrónicos de alumnos que quieren hablar sobre su literatura en sus redacciones escolares. Son tantos que Herbjørg Wassmo ha redactado una carta tipo con la respuesta a las preguntas más frecuentes. "No puedo contestar a todas", dice disculpándose. Pero el asedio fue mayor cuando se publicó la novela. Wassmo se vio obligada a cambiar su número de teléfono y protegerse. De noche, recibía en su domicilio llamadas de personas anónimas, desesperadas, contando los abusos de que habían sido objeto y le pedían consejo: "¿Qué podía decirles? Yo no soy psicóloga".

Finalizada la entrevista, la autora se disculpa. Se acerca un largo puente laboral y se marcha al campo a ejercer como abuela de su nieto de 13 años.

21.5.10

Las lecciones de Lampedusa

"El último de su estirpe, el magnífico y desconocido escritor, se había sentado en el café Mazzara a componer su única y exigua obra maestra, la quintaesencia de una época, una clase, una cultura siciliana desaparecida"

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Giuseppe Tomasi di Lampedusa, autor de El Gatopardo

En Medianoche en Sicilia, uno de los mejores libros sobre la isla italiana, es más, uno de los mejores libros de viajes de los últimos años, el australiano Peter Robb dedica unas páginas estupendas a Giuseppe Tomasi di Lampedusa, el aristócrata italiano que pasó a la historia de la literatura por una sola novela, El gatopardo. "El último de su estirpe, el magnífico y desconocido escritor, se había sentado en el café Mazzara a componer su única y exigua obra maestra, la quintaesencia de una época, una clase, una cultura siciliana desaparecida", escribe Robb, que recrea un encuentro literario en Milán, en pleno verano, al que Lampedusa acudió con su primo, los dos con chaleco abotonado, sombrero, bastón. El noble siciliano escribió muy poco más: unos cuentos y unos cuantos ensayos literarios, que ahora está rescatando la editorial Nortesur. Primero editó Shakespeare --una obra sobre la que Enrique Vila-Matas publicó un estupendo texto en Babelia--, y ahora acaba de sacar a las librerías Byron.

Se trata de libros cortos, que no llegan a las 100 páginas, y son una auténtica delicia. No sólo por la sencillez con la que Lampedusa despliega sus conocimientos literarios, sino por cómo se transparenta su propio mundo, ese universo en el que todo tiene que cambiar para que todo siga igual que retrató con tanta emoción Visconti en su versión cinematográfica. En el caso de Byron también representaba el final de una estirpe, pero, por otro lado, era el opuesto vital de ese príncipe austero, tímido, encerrado en su extraña vida, que con tanta precisión retrató David Gilmour en El último Gatopardo.

En un pasaje del libro, Lampedusa recuerda uno de los textos más famosos de la obra de Byron. "A la media hora de encontrarse en un hotel de Dover, escribió este apunte que es su gran confesión y, al mismo tiempo, el manifiesto del romanticismo: 'El gran objeto de la vida es la sensación. Sentir que existimos, aunque sea en el dolor. Es este vacío insaciable el que nos empuja al juego, a la guerra, a los viajes, a todo tipo de actividades desordenadas, pero intensamente sentidas, cuyo atractivo principal es la agitación inseparable de su realización", escribe.

Como ocurre con El gatopardo, de la que Edhasa editó recientemente una traducción de la edición definitiva (aunque también hay ediciones de bolsillo más baratas y bien traducidas en Cátedra, Alianza y Espasa Calpe), las lecciones de Lampedusa van mucho más allá de la literatura. 

Por: Guillermo Altares

foto.fuente: papelesperdidos

18.5.10

Las mil y una profesiones del escritor

Médicos, periodistas, ingenieros, el novelista es amateur por excelencia


Pío Baroja no soportaba su labor como médico.foto;fuente:larazon.es

Los grandes escritores siempre han vivido de una profesión ajena a las letras, de pasteleros a psiquiatras o banqueros
La imagen del escritor bohemio, encerrado en su buhardilla, solo, embriagado, en busca de inspiración las 24 horas del día, es una visión romántica y algo «naïf» del arte del creador. En realidad, el 90 por ciento vive durante toda su vida esclavizado por un trabajo pequeño burgués que les posibilite un cómodo modo de vida. Lo que buscan es una tranquilidad económica y emocional que les permita, en sus horas libres, trabajar en sus obras maestras sin la presión de jugarse la vida en ello. Médicos, periodistas, ingenieros, abogados, pasteleros, detectives, militares, todos encierran un genio literario.
Flaubert imaginó en la figura de Charles Bobary, a un mediocre médico rural en «Madame Bobary». De médicos mediocres, pero genios literarios hay mil casos en la literatura universal. Los más claros, Pío Baroja y Louis-Ferdinand Celine. El autor de «El árbol de la ciencia» y el de «Al final de la noche» utilizaron sus experiencias para construir sus novelas.
Luis Martín-Santos, autor de «Tiempo de silencio», era un gran renovador literario, y un gran psiquiatra, profesión muy dada para la literatura por aquello de la creación de personajes. El filósofo Friedrich Nietszche aseguró, por ejemplo, que Dostoievski era, «el único psicólogo del cual se podría aprender algo». El autor ruso no era psicólogo, por supuesto, pero conocía mejor que nadie el alma de las personas. Dostoievski era alférez ingeniero de campo del ejército.
Los militares de profesión también son legión en los almanaques literarios. El caso más claro es el de Antonio Ros de Olano, genio heterodoxo del romanticismo español, gran amigo de Espronceda, y figura militar y política de primera fila del siglo XIX. Otro heterodoxo, el más heterodoxo de los posmodernos americanos, Thomas Pynchon, se alistó en la marina, aunque acabó como redactor técnico de la compañía Boeing. Es decir, escribía los manuales de aviación y las características técnicas de los aviones.
El mundo de la pastelería también ha tenido sus nombres ilustres, como el poeta Josep Vicenç Foix, que regentó a partir de la Guerra Civil el negocio familiar. En las antípodas del poeta está el genio de la novela negra Jim Thompson, que entre crónicas de degeneración y asesinato trabajó años en una pastelería. Otro nombre propio de la novela negra, Dashiell Hammett, tenía un trabajo mucho más obvio, en la agencia de detectives Pinkerton.
Los profesores universitarios
El gran dominio profesional dentro de los escritores es el de profesor universitario. La facultad de inglés de Oxford explotó en los años 20 y 30 con la participación de C. S. Lewis, autor de «Las crónicas de Narnia» y J. R. R. Tolkien, autor de «El señor de los anillos» como sus principales profesores. Nabokov, del que Anagrama acaba de publicar «El origen de Laura», hizo historia con sus cursos en la universidad de Cornell. La secundaria también ha dado sus casos, como el del francés Daniel Pennac.
Los periodistas también tienen sus dioses del olimpo, de Josep Pla a Ernest Hemingway. Francisco González Ledesma fue un eminente abogado. Jaime Gil de Biedma se escondió siempre en su despacho de la compañía tabaco de Filipinas. Y Kafka es el pasante más famoso de la historia.O al menos reclutados que les de la suficiente tranquilidad para, en sus horas libres, escribir las obras de arte que acabarán por marcar la vida de millones de lectores.

14.5.10

Mendoza:"La novela está muerta y nadie se quiere enterar"

«Nunca he hecho un libro porque pensara que fuera a funcionar, sino por la necesidad de escribirlo»


Eduardo Mendoza Escritor.foto;fuente:Elcorreo.com

El panorama literario español no tendría la misma calidad, ni tampoco el mismo humor, sin Eduardo Mendoza. Cronista literario de Barcelona como 'La ciudad de los prodigios' o como escenario para las aventuras del extraterrestre Gurb, el escritor -también abogado, traductor e ilustrador- dio ayer en Villasuso la conferencia 'Leer y escribir: Experiencias personales y sociales.'Es una de estas visitas que al autor de 'El misterio de la cripta embrujada', 'La verdad sobre el caso Savolta' o 'El año del diluvio' le sirven «para parar y cambiar un poco de aires», aparte de poder cometer ciertos «desafueros alimentarios». Le tocaba El Portalón.

-En su último libro, 'Tres vidas de santos', hay otros tantos relatos. ¿Elige usted el formato al empezar una historia o según ella se lo exige?
-No lo sabría decir. A veces, emprendo algo que ya veo que va a ser una novela larga. Pero, otras veces, empiezo simplemente e, incluso, en otros registros. Se me ocurrió una idea, unos personajes, para una obra de teatro. No lo ví claro, y lo pasé a cuento. Al final, lo alargué. A veces, la cosa va evolucionando y otras, está clara desde el principio.
-Hablando de teatro, desde su versión de 'El sueño de una noche de verano' con Miguel Narros hasta la adaptación de su 'Sin noticias de Gurb', ¿qué le aporta el mundo de la escena?
-Me encanta el teatro, siempre me ha gustado mucho. Tiene algo de vicio: quienes disfrutamos tanto con él, lo vivimos como una especie de secta. Es un mundo fascinante y, por dentro, más todavía. No he hecho una carrera de autor teatral, no sé si me habría salido bien. Si no lo he hecho, seguramente ha sido porque mi personalidad me ha llevado por otro camino. Pero una escapadita de vez en cuando me gusta mucho.
-Su obra también ha ido al cine, que muchas veces recurre a novelas. ¿Se va creando con las películas una especie de biblioteca apócrifa?
-Bueno, yo creo que conviven. Desde siempre, cuando un libro ha tenido un mínimo éxito se ha hecho un espectáculo. Antes del cine, se llevaban al teatro todas las novelas. Algunas, es imposible imaginar cómo. Si tenía más éxito, se hacía una ópera, como ahora un musical. Siempre ha habido ese traslado de un medio a otro, sobre todo el paso de la lectura en papel al escenario. Tampoco lo vamos a prohibir, pero lo interesante es que salgan buenas películas de los libros, cosa que no siempre sucede. Yo no estoy muy contento con algunas películas que se han hecho de mis libros.
-Para salvar su particular crisis, los filmes se agarran a la innovación de las 3D. ¿Impulsará el libro electrónico la lectura o sólo las ventas en nuevo formato?
-Es imposible decirlo. Hace muchos años que el libro electrónico está ahí, esperando su momento. Y este momento no se produce. No sé por qué. Al principio, pensaba que estaba muy bien el libro electrónico y que a la larga se acabaría comiendo el papel, que sería el soporte de los libros. No sé qué repercusión tendrá sobre muchísimas cosas, como la calidad. O, por ejemplo, de qué manera afecta a los derechos de autor. Pero las predicciones casi nunca se cumplen.
-¿Cómo en el caso de la muerte de la novela?
-Creo que está muerta y bien muerta. Lo que pasa es que nadie se quiere enterar. En un sentido de género, lo está. Pero se renueva y reaparece con otras formas. Difícilmente lo hace en forma de novela. Lo que se está publicando y leyendo en este momento ya no son novelas. Se parecen, pero no lo son.
-¿Qué son, entonces?
-Relatos, que no son lo mismo. Una novela es una cosa con una estructura y una forma concreta. Como un soneto. No es que la gente haya perdido la sensibilidad, pero ya no escribe sonetos.
-Usted se ha manifestado más deudor de la novela del XVIII...
- ...que de la del XIX. Sí. Creo que la del XVIII, que muchos no han considerado novela porque es una cosa muy rara, ahora está más vigente. Hay mucha crónica novelada, mucho reportaje, mucha novela histórica que no es sino un libro de historia dialogado, series de televisión de los Tudor... donde se combina aventura e información histórica. Ese es el 'mix' que ahora tenemos.
Historia y humor
-El humor, tan presente en su obra, es habitual hasta en los ámbitos científicos, en la cultura anglosajona. ¿Somos más rancios?
-Sí, hay un poco de prevención con el humor. Y no hay una tradición como en Estados Unidos, donde los políticos siempre echan mano del humor en los debates o entrevistas. Aquí, cuando un político quiere introducir una nota de humor, suele ser una catástrofe.
-¿No será que son malos humoristas?
-Son muy malos humoristas, pero es que nuestra tradición ha dejado el humor en un cuartito donde puede hacerse, pero no ha invadido todas las actividades. A veces, hay un poco en los comentaristas deportivos.Le tenemos mucho miedo al humor, porque es arriesgado: intentar hacer reír y fracasar es una cosa dolorosa e instantánea.
-Ese personaje de su trilogía, que es su correlato literario. ¿Lo tiene en el cajón?
-Sí. Como es mi correlato, tiene que manifestarse cuando siento esa necesidad. Una historia por una historia, aunque esté bien trabaja desde el punto de vista detectivesco o tenga episodios graciosos. Nunca he hecho un libro porque pensara que fuera a funcionar, sino que de alguna manera se me presenta la necesidad de escribirlo. ¿A qué responde esa necesidad? No lo sé. Pero no quiere decir utilidad. He empezado algunas historias, porque me resulta atractivo y escribir sobre él me sale con mucha facilidad, pero no tengo nada que contar en ese momento. Quizá las recupere o quizás no, y acaben en la calefacción

11.5.10

NO ES POR AGUAR LA FIESTA...PERO...


Mockus más allá de los mitos: más guerra y privatizaciones





Radio Café Stereo


Es tal la magnitud de la crisis que vive Colombia que muchos se han sumado a la campaña verde cerrando los ojos porque creen que se debe hacer valer el voto útil, elegir al menos malo o al que consideran que, por lo menos, es ético. 
La honestidad es una norma de conducta fundamental. En este punto hay acuerdo general. Pero ella no basta. Todos los candidatos deben demostrar su probidad. Es el punto de partida de cualquier campaña electoral decente.

La corrupción ha crecido tanto en el Gobierno de Álvaro Uribe que la rectitud parece ser ahora la única tabla de medición de los aspirantes a la Presidencia. Sin embargo, además de ella deberían tenerse en cuenta otras aptitudes determinantes.

Entre otras cosas, porque en nombre de la transparencia también se puede actuar en contravía de los intereses colectivos. Por ejemplo, entregar bienes públicos en detrimento del erario bajo la controvertida figura de la "capitalizació n", como hizo Antanas Mockus con una parte de la Empresa de Energía de Bogotá, no es consecuente.

Y precipitarse detrás de una opción sin importar lo que su líder plantea de fondo, más allá de la forma, es una decisión que puede resultar costosa. No se trata de que el candidato o su partido se identifiquen en todos los puntos con el pensamiento de cada elector. Pero sí en los asuntos medulares, irrenunciables.

Los seguidores de Mockus proceden de dos ámbitos: 1.-) uribistas que saben que el ex alcalde de Bogotá no representa ningún riesgo para la continuidad de la "seguridad democrática", y, 2.) no uribistas, que lo ven como la única opción viable frente al poderío del Gobierno.

Los primeros perciben a Mockus como una alternativa ante el cansancio que les causa un mandato corrupto al que, sin embargo, han acompañado durante ocho años perdonándole todo: la parapolítica, la yidispolítica, los "falsos positivos", las chuzadas del DAS, el Agro Ingreso Seguro, los privilegios para los hijos del Presidente y tantos escándalos más.

A este primer grupo Mockus le brinda confianza, pues es conocido que el candidato verde dará continuidad a la estrategia de confrontación prolongada que desarrolla Uribe y, además, es sabido que Mockus, por su carácter neoliberal, seguirá la senda de las privatizaciones y el fortalecimiento de la "confianza inversionista" .

Lo anterior explica la enorme simpatía que en periodistas del establecimiento, uribistas de primera línea, ha despertado Mockus y el inusitado impulso que varios de los grandes medios de comunicación están dándole a su campaña, apoyo que incide de forma determinante en su crecimiento en las encuestas.

Los del segundo grupo, los no uribistas, sienten a Mockus como "la única forma de frenar a Santos y sus falsos positivos", y desestiman a quienes proponen debates más allá de las formas, como si no quisieran que les aguijonearan la burbuja en la que parecen estar.

Figuran en este sector algunos que en la consulta interna del Polo rechazaron la candidatura de Carlos Gaviria y ahora no dudan en abandonar el barco al ver al escogido, Gustavo Petro, sin opciones.

Los interrogantes
Así, es importante auscultar los planeamientos de Mockus en relación con algunos de los asuntos medulares de la realidad colombiana, pues está rodeado de muchos mitos que pintan al candidato como un paradigma de cambio social que parece no ser real.

Algunos de los interrogantes que sobre él surgen son:
*  ¿Gastará, como Uribe en 2009, $19,2 billones anuales del Presupuesto Nacional en la "seguridad democrática" que ha prometido continuar?
*  ¿Privatizará el 15% de Ecopetrol, la principal empresa del Estado, como propuso Sergio Fajardo?
*  ¿Vender las entidades públicas más productivas es una herramienta válida para financiar la educación y otros ámbitos sociales?
*  ¿Continúa siendo partidario del cobro escalonado de matrículas, como cuando fue rector de la Universidad Nacional?
*  ¿Sigue creyendo que los decretos de Uribe sobre salud "son legítimos" y que la crisis del sector se resuelve con más impuestos?
*  ¿Los gravámenes a todos los estratos son la vía para afrontar los problemas del país?
*  ¿Dónde están las grandes estrategias de defensa del medio ambiente que se supone son el fuerte de un partido Verde?
*  ¿Su respaldo a la reforma laboral de 2003, que atenta contra derechos de los trabajadores, sigue en pie?
*  ¿Por qué se fue a la sombra de Opción Centro, el grupo amigo del procesado senador Gil, y no optó por construir partido propio?
* ¿Cree en realidad que "las balas también son un recurso pedagógicas" como dijo hace poco?
*  ¿Por qué se atemoriza ante los regaños de Uribe y ruega que lo siga considerando "un firme timonel de la seguridad"?
*  ¿A eso se debe su rotundo no al acuerdo humanitario?
1.- Mockus y la guerra: "un timonel firme"
En relación con el conflicto existente en Colombia desde hace 62 años Mockus no se diferencia en lo fundamental de la estrategia de Uribe. Como casi todos los candidatos presidenciales, con sus matices, respalda la estrategia de la "seguridad democrática" y brinda confianza al establecimiento.

Leamos la valoración que de su posición sobre este asunto hizo el presidente Uribe el 20 de junio de 2003, cuando lo condecoraba con la Estrella de la Policía: "…he encontrado en el alcalde Mockus un timonel firme, sin vacilaciones y sin titubeos".  [1] 

Uribe caracterizó muy bien a Mockus en cuanto a su pensamiento, así por estos días, cuando desarrolla una campaña sectaria y con abierta participación en política en favor de su preferido, Juan Manuel Santos, el Presidente trate de introducir algunas dudas, más de forma que de fondo sobre el aspirante del Partido Verde.

"El alcalde Mockus ha apoyado a la Fuerza Pública en Bogotá con toda determinación, sin reservas y ha sido una formidable combinación de pedagogía de la convivencia y de ejercicio firme de la autoridad", dijo Uribe hace apenas diez meses en el mismo acto.

A las críticas que recientemente Uribe le ha formulado, Mockus ha respondido mostrándose extrañado, afirmando de manera sumisa: "Usted es mi presidente, usted es mi presidente" y cambiando el nombre a la "seguridad democrática" de Uribe por el de "legalidad democrática". ¿Otra cuestión de forma, nada más?

En entrevista con el noticiero CM&, al responder a críticas de Andrés Felipe Arias, Mockus saltó un argumento absurdo, pero sintomático sobre el conflicto colombiano: "¡Las balas también son una herramienta pedagógica!". [2]

Y en el documento por medio del cual pactó su alianza con Sergio Fajardo, al identificar la violencia como uno de los problemas del país, no incluye ni una palabra de condena a los crímenes de Estado cometidos durante el actual Gobierno.  [3]

Todo indica que a los uribistas que acompañan ahora masivamente a Mockus lo expuesto en este punto les es indiferente, y es muy probable también que los no uribistas se hagan los de la vista gorda y no les importe su rechazo al acuerdo humanitario. Es cuestión de táctica, dirán, y agregarán que "los esencialismos son anacrónicos".

En términos claros y concretos, sin titubeos ni recursos anecdóticos, la pregunta que muchos esperan que Mockus resuelva es qué hará para sacar el país de la guerra, si repetirá el gasto que Uribe hizo de $19,2 billones del Presupuesto Nacional en 2009 para la confrontación. ¿Seguirá esta senda si es elegido?
2.- Mockus y la política: buscando partido
La actitud del aspirante ante la política ha sido idealizada y se le presenta como el adversario de la politiquería tradicional. Para empezar, hay que recordar que en 1998 fue candidato a la Vicepresidencia de Noemí Sanín, la hoy aspirante del Partido Conservador.

Mockus aún añora esa alianza. "Tengo mi ladito muy conservador", dijo en la entrevista con CM& que hemos citado antes, tras reconocer "lo bueno del Partido Conservador".

En 2006, este matemático de origen lituano fue candidato presidencial de la Alianza Social Indígena, ASI, y, sin embargo, no escogió su fórmula vicepresidencial entre las etnias originarias colombianas, como era de esperarse.

La seleccionada en aquella ocasión fue María Isabel Patiño, dirigente de Asocolflores, un gremio de grandes exportadores a quienes les cuestionan el trato que dan a los trabajadores vinculados a esa agroindustria.

Su votación en 2006 fue exigua: 146.583 votos, es decir, el 1,23% del total, mientras Carlos Gaviria, el candidato presidencial de la izquierda, logró 2.613.157 votos, el 22% del total, un porcentaje similar al que Mockus alcanza hoy en las encuestas y por el cual es presentado como un fenómeno político.

De acuerdo con la última encuesta, la de la firma Ipsos-Napoleó n Franco para RCN y Semana, Mockus tiene el 20% del favoritismo, frente al 30 de Juan Manuel Santos, el candidato directo del establecimiento, y el 12% de Noemí Sanín.

Hace cuatro años Carlos Gaviria, con un perfil decididamente de izquierda, despertaba también un gran entusiasmo, el cual se reflejaría en su altísima votación, por encima de la de Horacio Serpa, el aspirante liberal.

Además, es bueno recordar el contexto de la participación de Gaviria: se trataba de confrontar directamente a Uribe, que buscaba su reelección con todo el poder de su maquinaria.

No es tan cierto entonces que la favorabilidad de un candidato visto como alternativo no tenga precedentes, como afirman los medios masivos de comunicación. Y para ir un poco más atrás en la historia contemporánea, Galán, Jaramillo Ossa, Pardo Leal también despertaron expectativas inusitadas en sus momentos.

Mockus ha hecho su recorrido por no pocos escenarios políticos, pues participó en el movimiento Sí Colombia de Noemí Sanín, fundó Visionarios con Antanas, se arrimó a la ASI y recaló en el Partido Opción Centro

Con Enrique Peñalosa (apoyado por Uribe en las elecciones para la Alcaldía de Bogotá de 2007), y Luis Eduardo Garzón derivó en una agrupación que ya poseía representació n en la Cámara y que lo exoneraba de la ardua tarea de recolectar firmas para inscribirse.

Pero Opción Centro tiene sus antecedentes: se trata de un partido en el que algunos de sus líderes tuvieron nexos con Convergencia Ciudadana, colectividad extinguida hoy por efectos de la parapolítica.

Veamos cómo presentó el portal La Silla Vacía, en septiembre de 2009, los contactos de los 'Tres Tenores' con los orientadores del partido centrista.

"Peñalosa, Mockus y Garzón no estaban dispuestos a 'adherirse' a este partido, y su objetivo era entrar en condiciones de igualdad (a mandar). También querían aclarar exactamente el alcance de la relación de los directivos del Partido Verde Opción Centro con Convergencia Ciudadana".  [4]

Según el mismo portal, el partido tiene origen en los ex militantes del M-19 Héctor Elías Pineda y Carlos Ramón González, lo mismo que en Daniel García, hijo de Néstor García, también del M-19.
"La estrecha relación de González y otros miembros con el ex senador de Santander Luis Alberto Gil, hoy en la cárcel por parapolítica, y el apoyo del partido a listas de Gil en Santander crearon una sombra sobre el partido", dice La Silla Vacía en su reseña.

De esas sombras nadie se volvió a acordar, y menos ahora, cuando el pequeño partido de centro en el que Mockus y sus amigos se acomodaron hace seis meses se perfila hoy como la segunda fuerza electoral del país. ¿Desaparecieron las sombras al calor de la ola verde?
3.- Mockus y la socioeconomía: ¿más privatizaciones?
Las mayores expectativas, especialmente de los jóvenes, están en el ámbito de las reformas sociales y económicas. El acuerdo Mockus-Fajardo, que podríamos asumir como programa de la fórmula presidencial, no es nada explícito en esta materia.

Su contenido es un cúmulo de generalidades sin estrategias, que cualquier político firmaría sin importar su procedencia partidista o ideológica. Lo que sí es claro es la posición definidamente neoliberal de Mockus, la cual aplicó en sus alcaldías (1995-97 y 2001-03).

Partidario de gravámenes generalizados, sin distingos de clases, así lo deja ver en su compromiso con Fajardo cuando anuncia que se proponen "asegurar el pago de impuestos justos y adecuados".   [5]

Está por verse cuan "justos y adecuados" serán las nuevas cargas que en un gobierno suyo se implementarían, ya que el ex alcalde no es ajeno a aceptar las exigencias que hacen los organismos de la banca internacional.

Y es conocida también su defensa de las privatizaciones de empresas estatales, con todas las secuelas que en materia de dilapidación del capital social acumulado en ellas tienen decisiones de esa naturaleza.

Por eso, la Unión Sindical Obrera, USO, le dirigió una carta en la que lo interroga sobre la propuesta de su compañero de fórmula, Sergio Fajardo, en el sentido de privatizar el 15% de Ecopetrol supuestamente para financiar planes de educación.

"Esta propuesta, además de ser contraria al interés nacional, demuestra la poca creatividad de su campaña, pues continúa con la política de privatización implementada por el gobierno de Uribe, que se inició con la autorización de la venta del 20% de Ecopetrol", dice la USO en su carta.   [6] 

Luego de recordar que las transferencias generadas por Ecopetrol al Presupuesto Nacional en 2009 fueron nada menos que $18,66 billones, la USO le pide a la fórmula Mockus-Fajardo que explique "Lo que representaría para la nación la venta de un 15% adicional de Ecopetrol, puesto que en términos de rentabilidad social las utilidades futuras de ese 15% irían al bolsillo de los nuevos dueños y no para el beneficio del pueblo colombiano".  [7]

Mockus parece no desesperarse por las desigualdades sociales. Haciendo uso de una de las numerosas anécdotas con las que suele responder, hace poco recordó que no le importaría pagar sueldos millonarios a altos ejecutivos con tal de que éstos ayuden a generar empleos.  [8]

El candidato verde desarrolla su campaña, en todo caso, mostrándose como el defensor de la legalidad, discurso desde el cual se pueden validar toda clase de acciones, hasta los atropellos cometidos por las leyes que aprueba la mayoría vocera de la clase dominante, como la nefasta reforma laboral de 2003 (Ley 789), que Mockus no cuestiona ni se propone modificar.

Tampoco incomodaron a Mockus los decretos de emergencia social expedidos por Uribe, que la Corte Constitucional declaró inexequibles (contrarios a la Carta Política) en la noche del viernes 16 de abril. Los consideró necesarios.

"Tocaba declarar la emergencia y tocaba buscar recursos frescos, tocaba ahorrar recursos… En su conjunto la acción es legítima, es necesaria", respondió en una entrevista realizada por La W Radio.   [9]

Luego de conocida la caída de esas normas, Mockus se solidarizó con el Gobierno y dijo que lo apoyaba en su propósito de llevar los decretos de emergencia tan nocivos para la salud de los colombianos al Congreso con el fin de que su bancada los apruebe prontamente. ¿Será esto corresponder al clamor nacional?

De su opción por los impuestos a toda costa no queda duda. En la entrevista referida lo patentó: "Hay que ir pensando de dónde va a salir esa plata [la de la salud] y esa plata sale necesariamente, en última instancia, de impuestos".   [10]

La posición frente a las desigualdades y las iniquidades es la línea que marca la diferencia entre la derecha, que las ve naturales e inevitables, y la izquierda, que las considera creadas por las clases dominantes y extinguibles por la acción de los movimientos sociales.

A Mockus no parecen desvelarlo esas desigualdades, no las cuestiona en sus raíces, para él simplemente existen y hay que hacer algo para contrarrestarlas.

Y para concluir, qué responde el candidato ante denuncias como la formulada por el investigador social Aurelio Suárez Montoya, para quien "generaciones de estudiantes de la Universidad Nacional pagan altas matrículas o soportan exclusión desde cuando Mockus ingenió el cobro escalonado".  [11]

Sería muy importante que Mockus resolviera interrogantes como los formulados en este artículo, y muchos otros, como la ausencia de propuestas ecológicas en una colectividad que se denomina, precisamente, Partido Verde.

No vaya a ser que el verde se quede solo en una presentación simbólica que atrae a muchas personas aferradas a una esperanza, pero que, sin embargo, no formulan preguntas porque quieren creer en alguien, aunque para ello sólo se atengan a sus sentimientos y no a sus razonamientos.

Notas
[1]  Ver el discurso de Álvaro Uribe en: http://www.presiden cia.gov.co/ prensa_new/ discursos/ discursos2003/ junio/ascenso. htm
[2]  Así lo expuso en la entrevista con Yamit Amad, director del noticiero de televisión CM&, el 14 de abril de 2010.
[3]  La Unión Hace la Fuerza, pacto de unión entre el Partido Verde y el movimiento Compromiso Ciudadano.
[4]  Ver el artículo Los 'Tres Mosqueteros' al fin Encontraron Opción en el Centro, en:http://www.lasillav acia.com/ historia/ 4214.
[5]  La Unión Hace la Fuerza…
[6]  Carta Pública de la Unión Sindical Obrera, USO, del 9 de abril de 2010, firmada por Germán Osman Mantilla e Isnardo Lozano Gómez, presidente y secretario general, respectivamente.
[7]  Ibídem.
[8]  Entrevista con Yamit Amad…
[9]  Entrevista en La W Radio realizada el 11 de febrero de 2010.
[10]  Entrevista en La W…
[11]  Ver el artículo La Negra Historia de los 'Verdes', versión virtual, Bogotá, 6 de abril de 2010.
 
http://www.ajpl. nu/radio/ index.php? option=com_ content&view=article&id=756:mockus- mas-alla- de-los-mitos&catid=81:europe&Itemid=458

10.5.10

Receta: la esfera del sueño

"A las personas interesadas en mi técnica literaria les trasmito la siguiente receta: Entra en la esfera del sueño.Tras lo cual ponte a escribir la primera historia que se te ocurra y escribe unas veinte páginas. Luego léelo

foto:Wikipedia.fuente:El Taller de los escritores

En estas veinte páginas habría quizá una escena, unas cuantas frases sueltas, una metáfora que te parecerán excitantes. Entonces vuelve a escribirlo todo una vez más tratando de que esos elementos excitantes se conviertan en la trama, y sigue escribiendo sin tener en cuenta la realidad, tendiendo sólo a satisfacer las necesidades de tu imaginación.
Durante esta segunda redacción, tu imaginación tomará ya una dirección determinada, y llegarás a unas asociaciones nuevas que definirán con más claridad tu campo de acción.Entonces escribe las siguientes veinte páginas sigui9endo siempre la línea de las asociaciones, buscando siempre el elemento excitante, creativo, misterioso y reveleador. Luego vuelve a escribirlo todo una vez más. Haciéndolo así, ni te darás cuenta siquiera del momento en que surjan unas cuantas escenas-claves, metáforas, símbolos y conseguirás la clave adecuada. Todo empieza a tomar cuerpo bajo tus dedos por la fuerza de su propia lógica; las escenas, los personajes, los conceptos, las imágenes exigen su complemento y lo que ya has creado te dictará el resto"

Witold Gombrowicz, Diario

5.5.10

Auster:"En Estados Unidos hay una especie de guerra civil"

El escritor calificó la situación de típico problema americano

Paul Auster.fOTO:Efe.fUENTE:Elmundo.es

El escritor estadounidense Paul Auster aseguró en Jerusalén que en su país "hay una especie de guerra civil" que se libra sin balas pero "con palabras e ideas" y que se ha agravado desde la llegada a la Casa Blanca de Barack Obama.

"Se puede argumentar que en EEUU hay una especie de guerra civil, no con balas, sino con palabras e ideas, que sólo está agravándose. Pensé que acabaría al irse Bush pero con Obama la división parece mayor", dijo en el transcurso de una charla literaria con el autor israelí David Grossman en el marco del Festival Internacional de Escritores de la ciudad. "Es como si la guerra civil nunca hubiera acabado", lamentó tras reconocer que "a veces desearía" que su país se dividiera de nuevo. Nadie sabe 'cómo se resolverá'

En tono sincero y pesimista, el autor de la Trilogía de Nueva York, "Leviatán" o "Brooklyn Follies" admitió que no sabe "cómo se resolverá" semejante cisma social, que calificó de "típico problema americano".

Auster (Newark, 1947), quien ya había apoyado públicamente con anterioridad a Obama, defendió la presión de la Casa Blanca a Israel para que inicie un diálogo serio con los palestinos, que ha generado tensiones entre ambos países aliados.

"Criticar a un país no significa no quererlo", dijo antes de alabar al presidente estadounidense por "tratar de empujar" al Gobierno de Benjamín Netanyahu a entablar "negociaciones razonables" con los palestinos.

"Israel está dividido entre la desesperación y la negación", afirmó antes de lamentar el "estado de ánimo más oscuro y desesperado" que ha encontrado en el país respecto a su primera visita, hace trece años.

En la parte más literaria de la charla con Grossman, con quien entabló amistad durante su primer viaje al Estado judío, Auster defendió la "ciega inutilidad del arte", que no busca "lograr nada más que la belleza". "Una novela no sirve para nada concreto, sólo para alimentar nuestras almas y emocionarnos", argumentó.

Un 'parado' más

El literato, cuya próxima obra, "Sunset Park", se publicará en noviembre en EEUU, confesó que ahora mismo está "desempleado" y tratando de no sentirse "ansioso" por ello, aunque se mostró convencido de que "pronto acabará bullendo" alguna nueva idea.

Auster desgranó algunos de sus secretos de escritorio, como su peculiar forma de afrontar el papel en blanco o la libertad que da a sus personajes para dar vida a la historia y dejarla fluir, frente a los corsés de la estructura.

"Cuando empiezo un libro tengo un cierto sentido de lo que será la trayectoria: principio, medio y desenlace, pero lo más importante son los personajes. Cada vez que pienso un libro cambió casi desde el primer párrafo. Nunca he acabado un libro de la forma en que pensé que lo haría. Para mí un libro tiene que ser una historia y una aventura", explicó.

También comentó que escribe con bolígrafo o lápiz para luego mecanografiarlo casi párrafo por párrafo porque no está seguro de que al día siguiente entenderá su letra.

'Escribir tiene que ver con actuar'

A juicio de Auster, "escribir tiene mucho que ver con actuar", pues en ambos casos se da un "proceso psicológico" y "místico" en el que el artista se pone en la piel de otra persona y vuelve "a ser un niño a la vez que un adulto".

Grossman (Jerusalén, 1954) coincidió con su amigo e interlocutor en la conexión casi enfermiza entre autor y personaje y, en un plano más político, lamentó el carácter "autodestructivo" de su país.

"Ser escritor te permite fundirte y difuminarte en otros. Realmente quiero ser invadido por la gente sobre la que escribo. Es algo que sólo puedo lograr a través de la escritura", apuntó.

El autor israelí, cuya última novela, "La vida entera", ha sido recientemente publicada en España, dijo que quiere que sus libros no sólo le "sorprendan" sino que también le "traicionen". Grossman, conocido por sus posiciones de izquierda, abordó también la situación sociopolítica en Israel, que calificó de "Estado suicida".

"El instinto de supervivencia nos debería acercar a la realidad, pero por el contrario nos encogemos y desarrollamos una cultura del odio", como "si la violencia de los últimos cien años se hubiera infiltrado en nuestros órganos internos", argumentó. "Si seguimos así estamos perdidos", sentenció.

El encuentro era el acto central del Festival Internacional de Escritores de Jerusalén, que concluye el próximo jueves y en el que participan dos autores en lengua castellana: el español Adolfo García Ortega, y la argentina Liliana Heker.