Oficio de escritores
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William Faulkner, el más influyente escritor estadounidense, premio Nobel de 1948./guialiteraria.blogspot.com |
Horacio Quiroga
1. Cree en un maestro -Poe, Maupassant, Kipling, Chejov- como en Dios mismo.
2. Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.
3. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es
demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la
personalidad es una larga paciencia
4. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con
que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.
5. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas.
En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la
importancia de las tres últimas.
6. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: "Desde el río
soplaba el viento frío", no hay en lengua humana más palabras que las
apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te
preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.
7. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color
adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo
tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.
8. Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el
final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te
distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No
abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto
por una verdad absoluta, aunque no lo sea.
9. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala
luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en
arte a la mitad del camino
10. No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu
historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el
pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno.
No de otro modo se obtiene la vida del cuento.
Roberto Bolaño
11. Nunca abordes los cuentos de uno en uno. Honestamente, uno puede
estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.
12. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en
cinco. Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o
de quince en quince.
13. Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa
como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el
mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
14. Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay
que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez.
Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a
Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo
alguno a Cela y a Umbral.
15. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
16. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
17. Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De
hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel.
Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la
verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de
Nerval!
18. Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como
Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre
todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a
Borges.
19. La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
20. Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
21.Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo
Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya
biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar
Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.
22. Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.
Kurt Vonnegut
23. Utiliza el tiempo de un completo desconocido de forma que él o ella no sienta que lo está malgastando.
24. Dale al lector al menos un personaje con el que él o ella se pueda identificar.
25. Todos los personajes deben querer algo, aunque sea un vaso de agua.
26. Cada frase debe hacer una de estas dos cosas: revelar un personaje o hacer que la acción avance.
27. Empieza tan cerca del final como te sea posible.
28. Sé sádico. No importa cuán dulces e inocentes sean tus
protagonistas, haz que les pasen cosas horribles (para que el lector
compruebe de qué madera están hechos).
29. Escribe para contentar únicamente a una persona. Si abres la ventana
para hacerle el amor al mundo, o lo mismo para hablarle, tu historia
cogerá una neumonía.
30. Dale a tus lectores toda la información posible lo más rápido
posible. Para mantener el suspense Al diablo con el suspense. Los
lectores deben tener una idea general de lo que está pasando, cómo y
porqué, de modo que puedan acabar la historia ellos mismos; las
cucarachas pueden comerse las últimas páginas.
Julio Cortázar
31. No existen leyes para escribir un cuento, a lo sumo puntos de vista.
32. El cuento es una síntesis centrada en lo significativo de una historia.
33. La novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knock-out.
34. En el cuento no existen personajes ni temas buenos o malos, existen buenos o malos tratamientos.
35. Un buen cuento nace de la significación, intensidad y tensión con que es escrito; del buen manejo de estos tres aspectos.
36. El cuento es una forma cerrada, un mundo propio, una esfericidad.
37. El cuento debe tener vida más allá de su creador.
38. El narrador de un cuento no debe dejar a los personajes al margen de la narración.
39. Lo fantástico en el cuento se crea con la alteración momentánea de lo normal, no con el uso excesivo de lo fantástico.
40. Para escribir buenos cuentos es necesario el oficio del escritor.
Julio Ramón Ribeyro
41. El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El
cuento se ha hecho para que el lector pueda a su vez contarlo.
42. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real debe parecer inventada, y si es inventada, real.
43. El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que pueda leerse de un tirón.
44. La historia contada por el cuento debe entretener, conmover,
intrigar o sorprender, si todo ello junto, mejor. Si no logra ninguno de
estos efectos, no sirve como cuento.
45. El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin aspavientos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela.
46. El cuento debe solo mostrar, no enseñar. De otro modo sería una moraleja.
47. El cuento admite todas las técnicas: diálogo, monólogo, narración
pura y simple, epístola, collage de textos ajenos, etc., siempre y
cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su
expresión oral.
48. El cuento debe partir de situaciones en las que el o los personajes
viven un conflicto que los obliga a tomar una decisión que pone en juego
su destino.
49. En el cuento no deben haber tiempos muertos ni sobrar nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible.
50. El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a un solo
desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace
es que el cuento ha fallado.
Juan Carlos Onetti
51. No busquen ser originales. El ser distinto es inevitable cuando uno no se preocupa de serlo.
52. No intenten deslumbrar al burgués. Ya no resulta. Éste sólo se asusta cuando le amenazan el bolsillo.
53. No traten de complicar al lector, ni buscar ni reclamar su ayuda.
54. No escriban jamás pensando en la crítica, en los amigos o parientes,
en la dulce novia o esposa. Ni siquiera en el lector hipotético.
55. No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni
al triunfo. Escriban siempre para ese otro, silencioso e implacable, que
llevamos dentro y no es posible engañar.
56. No sigan modas, abjuren del maestro sagrado antes del tercer canto del gallo.
57. No se limiten a leer los libros ya consagrados. Proust y Joyce fueron despreciados cuando asomaron la nariz, hoy son genios.
58. No olviden la frase, justamente famosa: 2 más dos son cuatro; pero ¿y si fueran 5?
59. No desdeñen temas con extraña narrativa, cualquiera sea su origen. Roben si es necesario.
60. Mientan siempre.
61. No olviden que Hemingway escribió: "Incluso di lecturas de los
trozos ya listos de mi novela, que viene a ser lo más bajo en que un
escritor puede caer."
Ernest Hemingway
62. Cuando un escritor escribe una novela, debería crear a gente viva; personas, no personajes.
63. Escribe frases breves. Comienza siempre con una oración corta. Utiliza un inglés vigoroso. Sé positivo, no negativo.
64. A veces, cuando me resulta difícil escribir, leo mis propios libros
para levantarme el ánimo, y después recuerdo que siempre me resultó
difícil y a veces casi imposible escribirlos.
65. Las personas de una novela, no los personajes construidos con
habilidad, deben ser proyectadas desde la experiencia asimilada del
escritor, desde su conocimiento, desde su cabeza, , desde su corazón y
desde todo lo suyo.
66. Quería escribir como Cezanne pintaba. Cezanne empezaba con todos los trucos. Después destruía todo y empezaba de verdad.
67. Evita el uso de adjetivos, especialmente los extravagantes como "espléndido, grande, magnífico, suntuoso".
68. Por el amor de cristo, escribe y no te preocupes por lo que los muchachos dirán, ni de si será una pieza magistral o qué.
69. Seriedad absoluta en lo que se escribe, es una de las dos necesidades categóricas. La otra, por desgracia, es el talento.
70. Mi tentación siempre es escribir demasiado. Lo mantengo bajo control
para no tener que cortar paja y reescribir. Los individuos que piensan
que son genios porque nunca han aprendido a decir no a una máquina de
escribir, son un fenómeno común.
71. Un escritor, si sirve para algo, no describe. Inventa o construye a partir del conocimiento personal o impersonal.
72. El don más esencial para un buen escritor es un detector de mierda
interno, a prueba de choques. Es el radar del escritor y todos los
grandes lo han tenido.
73. Un escritor de nuestro tiempo tiene que escribir lo que no ha sido
escrito antes o superar a los escritores muertos en lo que hicieron. La
única manera en que puede decir cómo va, es compitiendo con los hombres
muertos… Pero la lectura de todos los buenos escritores podría
desanimarlo. Entonces debe ser desanimado.
74. Para escribir me retrotraigo a la antigua desolación del cuarto de
hotel en el que empecé a escribir. Dile a todo el mundo que vives en un
hotel y hospédate en otro. Cuando te localicen, múdate al campo. Cuando
te localicen en el campo, múdate a otra parte. Trabaja todo el día hasta
que estés tan agotado que todo el ejercicio que puedas enfrentar sea
leer los diarios. Entonces come, juega tenis, nada, o realiza alguna
labor que te atonte sólo para mantener tu intestino en movimiento, y al
día siguiente vuelve a escribir.
75. Evita lo monumental. Rehuye lo épico. El individuo que puede pintar
cuadros enormes muy buenos, puede pintar cuadros pequeños muy buenos.
Augusto Monterroso
76. Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.
77. No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos –como
hacen tantos– para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual
sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre
hace justicia.
78. En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: "En literatura no hay nada escrito".
79. Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que
con una, con una. No emplees nunca el término medio; jamás escribas
nada con cincuenta palabras.
80. Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un
artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia,
que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y
de noche.
81. Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión o la
pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera
a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida
tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.
82. No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen
novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable,
procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se
entristezcan.
83. Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y
los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el
estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.
84. Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas
duda, cree; cuando creas, duda. En esto estriba la única verdadera
sabiduría que puede acompañar a un escritor.
85. Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que
en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura
que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más
inteligente que él.
86. No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo
mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no
intentarías meterte en este oficio.
87. Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás;
mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor
apetecerá tus creaciones; si escribes cosas para el montón nunca serás
popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará
con el dedo en el supermercado.
Gabriel García Márquez
88. Una cosa es una historia larga, y otra, una historia alargada.
89. Un escritor puede escribir lo que le de la gana siempre que sea capaz de hacerlo creer.
90. No creo en el mito romántico de que el escritor debe pasar hambre, debe estar jodido, para producir.
91. Se escribe mejor habiendo comido bien y con una máquina eléctrica.
92. El final de un reportaje hay que escribirlo cuando vas por la mitad.
93. Hay que empezar con la voluntad de que aquello que escribimos va a
ser lo mejor que se ha escrito nunca, porque luego siempre queda algo de
esa voluntad.
94. Cuando uno se aburre escribiendo el lector se aburre leyendo.
95. No debemos obligar al lector a leer una frase de nuevo.
96. El autor recuerda más cómo termina un artículo que cómo empieza.
97. Es más fácil atrapar un conejo que un lector.
98. El deber revolucionario de un escritor es escribir bien.
99. Durante mucho tiempo me aterró la página en blanco. La veía y
vomitaba. Pero un día leí lo mejor que se escribió sobre ese síndrome.
Su autor fue Hemingway. Dice que hay que empezar, y escribir, y
escribir, hasta que de pronto uno siente que las cosas salen solas, como
si alguien te las dictara al oído, o como si el que las escribe fuera
otro. Tiene razón: es un momento sublime.
Simone de Beauvoir
100. Escribir es un oficio que se aprende escribiendo.