4.8.09

DOY LA PALABRA...PARA DEFENDERLA...


Les pongo, a consideración idiomática, el siguiente artículo que evidencia un mal creciente. Además , ha crecido muchísimo como una maleza insidiosa y negativa, sobre todo entre los más jóvenes. Muy amigos todos de apocopar palabras, por ejemplo: pq, que quiere decir "
Porque",
sobre todo en las intensas salas de los chateos incansables, donde allí se desdice mucho del idioma, sin importar tanto el estatus social de los sujetos.Emprobrece no sólo al escribiente espontáneo, sino al hablante. ¡Pilas pelados pilas! con el idioma. Leánse este elocuente texto que defiende la palabra:
"¿Aprenderán algún día?
-->
Así como los medios impresos han adoptado manuales de estilo, los canales de televisión y las emisoras de radio tendrían que diseñar cartillas de pronunciación y de sintaxis para evitar que presentadores, locutores, guionistas e incluso actores pateen el idioma. No se trata de un chiste: esos personajes son modelos para millones y, a la postre, deben de ser los responsables de que cada vez se hable peor. Hay errores que son casi ortográficos, como pronunciar una k donde no la hay: eksenario por escenario, piksina por piscina, Aleksis por Alexis, o vocear, por el miedo cerval que produce la ch, una sh que, al no existir, genera adefesios como shocante y shabacanería.
Por efecto de la mala pronunciación se inventan palabras. Aksequible no tiene ningún significado, pero hay que interpretarla como equivalente a accesible o asequible, dos palabras correctas que, para completar el intríngulis, no son, ni siquiera del todo, sinónimas. En los nombres de lugares geográficos no se tiene en cuenta la traducción, aunque la haya. Todos parecen llenarse la boca de orgullo cuando dicen Miunich, con una inadecuada aproximación inglesa, sin tener en cuenta que lo correcto es decir Munich, como suena, haciendo hincapié en un acento que recae en la i y vocalizando la ch con fuerza. Las tergiversaciones son el pan de todos los días y las telenovelas el terreno ideal para decir barbaridades. El adjetivo demasiado, cuyo sentido es negativo al expresar un exceso, se usa mal y lleva a plantear frases contradictorias como "estoy demasiado feliz" o a expresar absurdos como "me encantó demasiado", sin advertir, además, que ciertos verbos, como encantar, no admiten el calificativo. Equivale a señalar que uno "se murió demasiado".
Lo anterior es apenas la punta del témpano. Habría que mencionar numerosos trastoques idiomáticos, como los cambios de preposiciones porque pocos saben si hay que usar de, por o para; el miedo a decir de que, cuando se exige el afijo; la indeleble -y equívoca- pluralización del verbo haber; las repetidas faltas de concordancia como, por copiar otras instancias, citar a "la Farc"(nuestro Señor Presidente)* cuando fuerzas es plural y pide la afinidad del artículo, y otra ristra de errores que reclaman la urgente puesta a punto de una herramienta, para enseñarles a hablar a quienes lo hacen, que salve de la corrupción a una lengua tan hermosa como la que tenemos y que es parte integral de la tan manida "colombianidad". "
Fernando Toledo
*este es un agregado mio al texto...
fuente:eltiempo.com. http://lacasadelautor.blogspot.com