"Este escrito tiene mucho de novela china. Pero por otro lado es una novela inglesa. Escribir en una lengua que no es tu lengua materna es fascinante. Es todo un proceso de descubrir una nueva lengua", explica Wei LangDiane Wei Lang. Autora china de novela negra, La casa del espirítu dorado. foto: Ediciones Siruela.fuente:lavanguardia.com
"China es el futuro". Es el lema del momento. Cada pedazo que nos llega de Oriente es un valor en alza. No podía faltar en la larguísima serie de pujanzas la novela negra made in China. 'La casa del espíritu dorado' (Siruela) es el tercer caso de la detective Mei Wang, de 33 años, soltera, afincada en Pekín. El nuevo Pekín. Su autora, Diane Wei Lang es china y escribe sobre su país, pero en inglés y desde Inglaterra. No made in China del todo. Pero casi.
"Este escrito tiene mucho de novela china. Pero por otro lado es una novela inglesa. Escribir en una lengua que no es tu lengua materna es fascinante. Es todo un proceso de descubrir una nueva lengua", explica Wei Lang. "No es un género, el policiaco, que existiera antes en China. Porque necesariamente en estas novelas muestras el crimen y la corrupción del país, y ahí chocas con el 'establishment' gubernamental". Como siempre, la urbe será el foco de infección. La personalidad. 'Un personaje más', por usar una expresión requetehecha. Ese turismo extraño que piden los lectores de novela negra, que quieren conocer ciudades con el condimento culpable de unos muertos, de unos abusos, unos secretos.
"Pekín es muy similar a lo que pueda ser una ciudad cosmopolita occidental. Pekín es una ciudad muy complicada. Se mueve constantemente. Podría ser como Nueva York". 'El ojo de jade' y 'Mariposas para los muertos', sus dos novelas anteriores, también indagaban en turbiedades de la capital china y en sus ajetreos. "Las dos tenían más conexión con el pasado de China y con la 'Revolución cultural'. En ésta me centro más en el presente, en la etapa post-olímpica del país".
La bella escritora participó en los años 80, cuando asistía a clases en la Universidad de Pekín, al movimiento democrático estudiantil. Estuvo en las míticas Revueltas de la Plaza de Tian'anmen (también llamada 'Puerta de la Paz Celestial') de 1989, contra la opresión de la República Popular de China. Más tarde se fue a vivir a los EEUU, y después al Reino Unido. Reside en Londres.
Mira hacia su pasado en China: "Cuando eres joven piensas que vas a cambiar el mundo. Fue un tiempo muy excitante. Millones de personas se movilizaron y cruzaron a China para apoyar el movimiento", y considera: "Muchos de mi generación queríamos irnos de China. Y la mayoría de los que se fueron han vuelto. Pero para un escritor vivir en ese país es más complicado que para una persona normal. A mí, personalmente, me gustaría ir más a China de lo que voy. Pero es un lugar muy restrictivo, donde los escritores no están en libertad. Las restricciones son más políticas que económicas. Si te dedicas a hacer buenos negocios, estarás bien y en paz. Pero si te dedicas a escribir libros puedes ir a la cárcel".
¿Contempla nuevas revueltas exigiendo más derechos?: "Yo no veo una revolución a corto plazo en mi país. En esta China desarrollada las generaciones nuevas, de jóvenes, están más contentas y saciadas. Son unas circunstancias muy diferentes", explica la creadora de la sabueso Mei Wang. "En cierto sentido sí se puede decir que hay un culto al dinero mayor del que pueda haber en EEUU. Mi protagonista no está dentro de ese culto. Tiene otros valores. Pero en cierto modo, sus familiares podrían decir que está como en una burbuja". Una clásica estampa: el detective, en su burbuja moral, que mira con melancolía su ciudad corrupta. La ciudad del futuro, en este caso; para mayor melancolía. No made in China. Pero casi.