11.1.14

La literatura, entre las computadoras y la ciencia

Una serie de notas de las primeras semanas del año demuestran cómo cada vez más la literatura está siendo sometida al rigor del análisis cuantitativo, tanto para aprender cómo funciona como para detectar fórmulas exitosas a la hora de crearla

Página de un libro mal escaneado: theartofgooglebooks.tumblr.com./revista Ñ
Hagan el siguiente experimento: evoquen un recuerdo de su pasado, pero de algo que ya no existe o de un lugar que no hayan visitado en mucho tiempo –por ejemplo, el salón de la escuela de tercer grado o la casa de los abuelos que visitaban durante la infancia. ¿Listo? Ahora piensen en el mundo de un gran libro que haya leído. Las calles, las habitaciones, la luz de ese mundo. ¿Ok? Finalmente, comparen esos dos recuerdos. ¿No son parecidos? O, para decirlo con más precisión, ¿no son los dos recuerdos igual de reales en su imaginación, aunque uno es del mundo verdadero y otro de un mundo de ficción?
Algo nos pasa cuando leemos grandes libros. Algo nos pasa que es físico y real. Un lector verdadero no tiene duda de esto. Pero, ¿cómo comprobarlo? Parece que la ciencia lo acaba de hacer.
Un estudio editado en la publicación Brain Connectivity afirmó que leer novelas provoca cambios en el cerebro que se pueden percibir con un escaneo IRMf (la imagen por resonancia magnética funcional). Los investigadores de la Universidad de Emory estudiaron los cerebros de 21 alumnos después de leer durante nueve días 30 páginas por día de la misma novela. Tras terminar el libro, sus cerebros fueron escaneados cinco veces más en días consecutivos. Los resultados demostraron una conectividad elevada en el lóbulo temporal.
Gregory Berns, el director del experimento, explicó que lo que observaban en el escaneo era casi como una memoria muscular. Agregó, "los cambios neuronales que encontramos están asociados con la sensación física y sistemas de movimiento, lo cual sugiere que leer una novela te puede transportar adentro del cuerpo del protagonista. Ya sabemos que las novelas te pueden colocar en los zapatos de otra persona, hablando de una manera figurativa. Ahora estamos viendo que algo biológico también puede estar sucediendo".
Una ácida y rigurosa crítica de las conclusiones de este estudio se puede leer en el blog Brain Watch de la revista WIRED. Entre otras cosas, el periodista nota que no hubo un grupo de control y que no hay mención de cuán grande o duraderos fueron los cambios.
Esperamos, entusiasmados, más estudios en esta dirección, sabiendo que por más que se logre una perfecta explicación neurológica del proceso de leer, el misterio fundamental de la lectura –de cómo nos hace sentir y pensar– no podrá  ser disminuido.

Cómo construir un bestseller

Cambiando de la ciencia explicativa a la predictiva, un grupo de científicos dice haber desarrollado un algoritmo que puede predecir –con 84% de certeza– si un libro será o no un éxito comercial. Según una nota el The Telegraph, el método que utilizaron se llama “statistical stylometry” y examina matemáticamente el uso de palabras y gramática.
Los investigadores, de la Universidad de Stony Brook en el estado de Nueva York, bajaron clásicos del domino público del sitio Project Gutenberg, los analizaron y compararon las predicciones de su sistema con la información histórica de éxito del libro en cuestión. Dijeron que acertaron en un 84 por ciento.
Los libros exitosos analizados solían tener muchas conjunciones junto con una elevada cantidad de sustantivos y adjetivos. Mientras que los libros menos exitosos incluían un indice elevado de verbos y adverbios.
El paper fue editado por The Asociation of Computational Linguistics. Uno de los autores, Yejin Choi, dijo: “Por lo que sabemos, nuestro trabajo es el primero que ofrece explicaciones cuantitativas sobre la conexión entre el estilo de escribir y el éxito de las obras literarias. Trabajos anteriores han intentado descubrir la 'receta secreta' para los libros exitosos. Pero la mayoría de estos estudios eran cualitativas, basados en una decena de libros, y enfocados en un análisis de factores como las personalidades de los protagonistas y las tramas de los libros. Nuestro trabajo examina una colección más amplia –800 libros– en varios géneros, revelando ideas sobre patrones léxicos, sintácticos y discursivos que caracterizan los estilos de escritura que suelen compartir los libros exitosos.”

Big Data y la literatura
Por último, para cerrar este panorama de principios de año, citamos una nueva tendencia que amenaza someter a la producción de ficción popular a un sistema parecido al que sufren las películas de Hollywood. Es decir, un testeo de audiencias del libro mientras que está siendo elaborado. Una nota publicada en la revista online Salon explica cómo la investigación de mercado, basada en datos masivos coleccionados por e-readers como el Kindle, podrán influir en cómo se escriban novelas bestseller.
Big Data –el término que designa la gigantesca cantidad de información generada por sistemas computacionales junto con el intento de extraer de ese mar de datos conclusiones sobre la realidad– es la obsesión del mundo de los negocios, pero rápidamente está llegando al estudio de la literatura también. Una reciente nota en The New York Times explica cómo la tecnología de Big Data está siendo aplicada a la historia literaria.
Citan a un tal Mr. Jockers, profesor de letras en el Centro de investigaciones digitales en la Universidad de Nebraska que dijo: “Tradicionalmente, la historia literaria se ejercía estudiando un grupo limitado de textos. Lo que te permite la tecnología es ver el panorama mucho más amplio a una escala que nunca antes podíamos analizar.”
Usando modelos matemáticos, textos electrónicos y análisis cuantitativo el nuevo campo de las humanidades digitales analiza masivas muestras de obras literarias para descubrir y describir patrones que antes hubiera llevado una vida entera de lecturas subjetivas alcanzar.
A quienes les repugna la idea de tratar la literatura con tanta frialdad científica les podemos recomendar el largo artículo del Los Angeles Review of Books, Literature is not Data: Against Digital Humanities.
Lo que es indudable es que las ciencias de computación que se han aplicado omnívoramente a todas las actividades humanas no dejaran exenta a la literatura de su mirada fría, posthumana.
Y para concluir este boceto dejamos la pregunta: ¿Cuánto faltará para que un programa escriba literatura? O más raro aun: ¿Cuánto falta para que computadoras leen literatura escrita por computadoras?

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