13.2.14

Álvarez Gardeazábal: "Escribí esta novela para poder morir tranquilo"

No sólo tuve que leer de muchos temas desconocidos para mí, sino que llegó un punto en que contraté un par de teólogos para que me hicieran unas investigaciones fundamentales y poder abordar el tema. Mientras la escribía mataron al par de curas de Bogotá y Ratzinger renunció, así tuve que cambiar la estructura una y otra vez

Gustavo Álvarez Gardeazábal, autor colombiano de La misa ha terminado./elespectador.com




Portada La misa ha terminado.

¿Por qué ahora contra la Iglesia católica y sus curas?
Porque para poder morirme tranquilo me hacía falta cerrar mi ciclo novelístico de radiografiar las distintas manifestaciones del poder tocando el tema de la Iglesia... la intocable.
¿Cómo surgió la idea de escribir  La misa ha terminado?
Siempre dije que me faltaba la novela de la Iglesia, y tuve necesidad de dejar pasar el tiempo y que surgieran elementos y me nutriera de muchas cosas que no sabía. No sólo tuve que leer de muchos temas desconocidos para mí, sino que llegó un punto en que contraté un par de teólogos para que me hicieran unas investigaciones fundamentales y poder abordar el tema. Mientras la escribía mataron al par de curas de Bogotá y Ratzinger renunció, así tuve que cambiar la estructura una y otra vez.
¿Cuánto tiempo te tomó el proceso de redacción y corrección de la misma?
Si fuera como las señoras de ‘La Luciérnaga’, para decir verdad diría que toda la vida...
¿Para poder vender una novela como esta hay que recurrir al escándalo?
El problema para mí no ha sido vender novelas, el problema para los escritores colombianos es que alguien se atreva a editar más de 300 ejemplares con sólo leer los originales y un editor serio como la Universidad Autónoma Latinoamericana no escoge los textos por escandalosos sino por vibrantes, por contemporáneos y por interesantes. El tema gay de la iglesia no lo escogí yo para hacer escándalo. El escándalo lo está haciendo la iglesia por estos días destapando sus entrañas gay.
¿Fernando Vallejo —dicen por ahí— hace uso de sus peroratas para vender más sus libros?
Yo edité una perorata cuando quise ser gobernador del Valle. Ahora no tengo que ir a hablar a ninguna parte, físicamente no puedo pararme en una esquina como arte ni ponerme detrás de un micrófono para dictar más de 15 minutos seguidos de conferencia... me ahogo y se me va la vida.
¿Por qué ha habido sacerdotes que han apoyado su novela?
Porque hay un grupo cada vez más creciente de curas católicos que creen que el cáncer de la corrompisiña que carcome la Iglesia con el lobby gay sólo se extirpa radiografiándolo, como hago yo en La misa ha terminado.
¿Cuáles han sido las primeras reacciones de otros clérigos al respecto?
De todo tipo. Hay uno que me está escribiendo todos los días enviándome fragmentos del Evangelio para aplicar a mi redención.
¿La novela quiere desnudar un poco la Iglesia que la gente no conoce?
Nooo... desnuda la Iglesia que todo el mundo sabe que existe pero nadie se había atrevido a mostrar.
¿Puede ser considerada una novela de denuncia contra la Iglesia y sus sacerdotes?
No hay la menor duda.
¿Todos los personajes, aunque son ficciosos, vienen de una realidad cercana a usted?
En todas mis novelas he confundido la ficción con la realidad y me pego unas trasteadas de padre y señor mío.
¿Es verdad que ya ‘piratearon’ la novela en Medellín?
A los cuatro días de salida ya la estaban vendiendo en Junín con La Playa.
Nota bene. Aquí en Bogotá, ya se consigue. Como dice una gran amiga, en el ágachese.

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