Eduardo Otálora escritor colombiano y tallerista, ganó el Premio Juan March Cencillo de Palma de Mallorca. foto.fuente:diariodemallorca.es |
El autor colombiano Eduardo Otálora Marulanda, que se proclamó vencedor
del premio Juan March Cencillo de novela breve por su obra Madolia,
ostenta un proceso de creación literario muy cercano a la orfebrería.
Explica que divide la acción de escribir en dos momentos: el primero, la
espontaneidad, en el que siente "una explosión en los dedos", lo cual
le supone "una alegría que se va alimentando con cada trazo en el
papel". El segundo instante es aquel donde le surgen las preguntas sobre
la concordancia, credibilidad, registros de voz y las perspectivas de
narración, proceso al que denomina "trabajo de carpintería sin el cual
no puede llegar a existir una obra literaria".
El autor describió su proyecto como "un intento por construir un universo a partir de la vida de un personaje, que, además es una exploración sobre los límites de la credibilidad, y en la que se pone en juego el poder seductor de las palabras".
El escritor quiere mostrar en su obra los alcances de su imaginación en un proceso de creación. Por eso, señala que su novela se creó a partir de una pregunta: "¿Qué tanto debe haber vivido un autor para alimentar su creación?"
Al ser preguntado por los temas que aparecen en su literatura, el autor colombiano sostiene que, más que abordar temas, le gusta jugar con el lenguaje. En su primer proyecto, Otálora recordó que su principal interés era "encontrar mecanismos para que las palabras pudieran salirse de las páginas, visitar las mentes de los lectores y regresar al papel". En su segunda obra, se pusieron en juego las técnicas narrativas y las reflexiones sobre la narración. A partir de esta novela nació la idea para escribir Madolia, en la que quería construir una narración lineal, "una seguidilla de granos que se dejan caer hasta el límite del tiempo".
El novelista confesó que los autores que alimentaron la escritura de Madolia fueron Gabriel García Márquez, Roberto Burgos Cantor o Rodrigo Parra Sandoval, aunque declaró que para él "todas las novelas son una postal tras la cual hay una infinidad de elementos que no se ven, pero que fueron fundamentales para que el paisaje apareciera".
Otálora explicó que actualmente está escribiendo una novela que recoge algunos proyectos anteriores, abandonados por "el afán y ansiedad propias de la adolescencia". En esta nueva obra el autor visitará los límites de la narración en tercera persona, en la cual pretende "llevar al extremo esa omnipresencia y omnisciencia" que se le atribuye a este tipo de narrador.
El autor describió su proyecto como "un intento por construir un universo a partir de la vida de un personaje, que, además es una exploración sobre los límites de la credibilidad, y en la que se pone en juego el poder seductor de las palabras".
El escritor quiere mostrar en su obra los alcances de su imaginación en un proceso de creación. Por eso, señala que su novela se creó a partir de una pregunta: "¿Qué tanto debe haber vivido un autor para alimentar su creación?"
Al ser preguntado por los temas que aparecen en su literatura, el autor colombiano sostiene que, más que abordar temas, le gusta jugar con el lenguaje. En su primer proyecto, Otálora recordó que su principal interés era "encontrar mecanismos para que las palabras pudieran salirse de las páginas, visitar las mentes de los lectores y regresar al papel". En su segunda obra, se pusieron en juego las técnicas narrativas y las reflexiones sobre la narración. A partir de esta novela nació la idea para escribir Madolia, en la que quería construir una narración lineal, "una seguidilla de granos que se dejan caer hasta el límite del tiempo".
El novelista confesó que los autores que alimentaron la escritura de Madolia fueron Gabriel García Márquez, Roberto Burgos Cantor o Rodrigo Parra Sandoval, aunque declaró que para él "todas las novelas son una postal tras la cual hay una infinidad de elementos que no se ven, pero que fueron fundamentales para que el paisaje apareciera".
Otálora explicó que actualmente está escribiendo una novela que recoge algunos proyectos anteriores, abandonados por "el afán y ansiedad propias de la adolescencia". En esta nueva obra el autor visitará los límites de la narración en tercera persona, en la cual pretende "llevar al extremo esa omnipresencia y omnisciencia" que se le atribuye a este tipo de narrador.
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