2.4.14

El escritor de los 400 libros y los 10 millones de ejemplares

Jordi Sierra i Fabra se reivindica como "el más desconocido de los escritores conocidos"

Jordi Sierra i Fabra, autor español de literatura infantil y juvenil./elmundo.es
A los 12 años, Jordi Sierra i Fabra quiso probarse si era un escritor de verdad. Hasta entonces sus novelas no habían pasado de las 100 páginas, algo que el ya ambicioso pequeño aspirante a escritor, consideraba demasiado poca cosa. Así que emprendió la escritura de 'Las memorias de un perro', novela que debía tener, y tuvo, 500 páginas. "Yo siempre había querido tener un perro, pero mi padre nunca me dejó", recuerda hoy, rodeado de vinilos, en su barroco despacho (una pared dedicada a los Beatles, libros por todas partes, dos ordenadores sobre la mesa, cientos, quizá, de pequeños objetos, desde collares hasta muñecos, por todas partes), el escritor, autor de 400 libros, de los que se han vendido más de 10 millones de ejemplares en todo el mundo. Y aún hoy, a su pesar, un desconocido. "Soy el más desconocido de los escritores conocidos de este país", se lamenta. "Ni siquiera me reconocen por la calle", añade.
Vive en un amplio piso de la zona alta de Barcelona con su madre. Desde el balcón, las vistas son incomparables. Un jardín y dos piscinas. Aunque lo más probable es que Sierra i Fabra no las contemple a menudo, puesto que cuando no está viajando, está escribiendo, o dándole vueltas a alguna de las cientos de ideas que se le ocurren a diario. "De cada 100 ideas, 20 toman tierra, cinco llegan a crecer y sólo una se convierte en una novela", confiesa el escritor, un aplicado redactor de guiones a quien, después, no le resulta en absoluto complicado escribir. "Lo importante es saber lo que pasa en cada momento. Una vez lo tienes, sólo debes sentarte a escribir", dice. Cuando eso ocurre, es capaz de escribir entre 18 y 25 diarias. "A todo el mundo le extraña que escriba tanto, pero es que no hago otra cosa. Escribo de lunes a domingo, de 11 a tres y de cuatro a ocho y media", revela.
En concreto, escribe de junio a septiembre, en su segunda casa, en Vallirana, en mitad de la montaña. ¿El resto del año? Redacta lo que él llama "guiones" que no son otra cosa que los esqueletos de las novelas en cuestión. Los redacta, casi siempre, en aviones, porque, dice, coge 70 aviones al año. "De las tres veces que he estado a punto de morir, dos han sido en aviones. En una, caímos al mar, en China", recuerda. No le da demasiada importancia. A continuación habla de sus 30.000 vinilos y de sus inicios como crítico musical. También del Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil que ganó en 2007 por 'Kafka y la muñeca viajera', obra de la que, por cierto, se está haciendo una adaptación al ballet en Francia. "Siempre pasan cosas así, mis novelas se adaptan todo el tiempo, en todas partes", señala. Y de todo ello da cuenta en su página web, la actualizadísima www.sierraifabra.com, en la que incluso hay un ránking de sus novelas por ediciones. En la cima se sitúa 'Campos de fresas', con 75 ediciones en siete años.

16 ediciones por libro

Mientras habla señala con el cursor el número de ediciones de sus novelas: 1.559 en total. "La media es de 16 ediciones por libro", dice. Pero volviendo a su endiablado ritmo de trabajo, añade que acostumbra a empezar las novelas un lunes porque, sabiendo que más o menos tendrá alrededor de 150 páginas, para el miércoles siguiente la habrá acabado. "Escribo muy rápido, lo que me lleva más tiempo, como decía, es pensar en ella", asegura. Por poner un ejemplo, 'Seis días de diciembre' (Plaza & Janés), la última novela que ha publicado, la quinta de sus novelas negro-históricas protagonizadas por el inspector Miquel Mascarell, la escribió el verano pasado, en un par de semanas, pero había empezado a pensar en ella hacía dos años. En la novela, Mascarell se ve las caras con un caso más propio de los Monument Men, agentes dedicados a recuperar el arte expoliado por los nazis. "¡Cuando empecé a escribirlo ni siquiera sabía que George Clooney tenía pensado protagonizar una película sobre ellos!", se lamenta, temeroso de parecer oportunista.
"Las pruebas están aquí", dice a continuación, mostrando un puñado de páginas manuscritas, en una letra diminuta. Se trata del guión del sexto caso del inspector Mascarell, novela que escribirá este verano, en su casa de Vallirana. "Nunca doy cinco minutos por perdidos", dice, y recuerda cuando hace 12 años el Ministerio de Cultura elaboró una lista de los escritores más leídos en colegios y él se encontraba en el número 8, por detrás de Gabriel García Márquez y por delante de Camilo José Cela. El resto eran clásicos muertos. "Ahora cada vez que me presentan en algún sitio, lo hacen así", dice. "O bien dicen que soy el escritor español vivo que más ha publicado", añade. Como lo fue Corín Tellado en su momento. ¿Le molesta que se le considere más un autor de novela juvenil que otra cosa? "Los protagonistas de mis historias son jóvenes porque vengo del mundo de la música y de que diez historias que se me ocurren, siete tienen como protagonista a chicos o chicas de entre 15 y 20 años", contesta.
Le encanta lo que hace. De pequeño soñaba con convertirse en Salgari, en Kipling, en la clase de novelista que vive aventuras. Y al final lo ha conseguido. "Yo sólo quería ser feliz haciendo lo que me gusta, que es escribir", dice. Escribir y viajar alrededor del mundo. Por eso cuando tiene una idea y esa idea tiene algo que ver con Camerún no lo duda, se coge un avión y se planta en Camerún. "Quiero estar ahí, porque quiero transmitir lo que se siente estando ahí, que es algo que no puede sentirse consultando Google Maps", sentencia. Habla a menudo del pasado, de su padre, que no le dejaba escribir, y de su madre, que era capaz de endeudarse para comprarle una pluma. Pluma que, por cierto, puede visitarse en la especie de museo que el escritor (impulsor de dos fundaciones) se ha erigido a sí mismo en Barcelona. En él hay de todo, desde escritorios hasta manuscritos, entre ellos, cómo no, el de la novela con que Sierra i Fabra se demostró que podía ser escritor, cuando tan sólo tenía 12 años: 'Las memorias de un perro'.

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