24.12.09

¡FELIZ NAVIDAD, PRÓSPERO AÑO 2010!

COMO LA LLAMA DE ESTA VELA, ESTÉ ENCENDIDA SIEMPRE LA ESPERANZA, QUE NO ES SINO EL MILAGRO DE LA VIDA, PARA CONTINUAR LA ESCRITURA ENTRE LA PIEL Y EL PAPEL...CON LA PERENNE BÚSQUEDA INCANSABLE DE LA FELICIDAD!


¡FELICES FIESTAS!



LES DESEA



MARCELO DEL CASTILLO

13.12.09

Nabokov según Amis

Vladimir Nabokov (1899-1977)
Por Martín Amis

El lenguaje lleva una doble vida... y lo mismo le ocurre al novelista. Uno charla con la familia y los amigos, atiende su correspondencia, considera menús y listas de compras, observa signos viales y cosas por el estilo. Después, uno va a su estudio, donde el lenguaje existe de una forma muy diferente... como materia basada en el artificio. Casi todos los escritores, me parece, estarían de acuerdo con la reminiscencia que Vladimir Nabokov (1899-1977) consignó en 1974:

... Consideré a París, con sus días grisáceos y sus noches color carbón, tan sólo como un marco oportuno para los más auténticos y fieles deleites de mi vida: la frase colorida que irrumpía en mi cabeza bajo la llovizna, la página en blanco bajo la lámpara de mi escritorio que me esperaba en mi humilde hogar.

Bien, el deleite creativo es auténtico, sin embargo no es fiel (como casi toda la galería completa de las mujeres ficcionales de Nabokov, el deleite creativo, al final, es sádicamente voluble).

Escribir sigue siendo una tarea muy interesante, pero el destino, o el "malhadado Hado", como lo llama Humbert Humbert, también ha dispuesto un castigo muy interesante. Los escritores tienen una doble vida. Y también mueren dos veces. Ése es el sucio secretito de la literatura moderna. Los escritores mueren dos veces: una vez cuando muere el cuerpo y otra vez cuando muere su talento. (Para seguir con esta magistral clase de literatura, por supuesto de Martín Amis sobre Nabokov)


10.12.09

Sentados a la mesa

Henning Mankell escritor sueco, creador del inspector Kurt Wallander.

Este escritor sueco, esta dedicado a escribir. Extraño que también haya escritores que simplemente no escriban. Su obra se centra en una aguda crítica implacable a la sociedad de El Bienestar que después de la Segunda Guerra Mundial, se implementó en Suecia, su país natal. En este aparte de una entrevista aparecida en Revista Arcadia desgrana sabiduría literaria.

¿Por qué escribe usted novelas de detectives?

La pregunta es si eso es lo que hago. He escrito más o menos 40 libros. De ellos, una cuarta parte es lo que podríamos llamar novelas de detectives, así que definitivamente escribo otras cosas. Algunos científicos literarios miserables piensan que la ficción policíaca fue inventada por Edgar Allan Poe, pero no saben nada. ¿De qué se trata Medea? Pues de una mujer que mata a sus hijos por celos hacia su marido. Si eso no es una historia criminal, no sé qué lo sería. La gran diferencia es que la Policía es un invento posterior, del siglo XVIII ó XIX. La idea de utilizar el crimen para representar conflictos en una sociedad, o entre seres humanos, es efectivamente uno de los géneros más antiguos que existen. Y para mí también ha sido útil en unos cuantos libros. Así lo veo. Hoy vivimos en un mundo donde hay muchísimas supuestas novelas criminales llenas de populismo y especulación. Se publica un montón de libros que son pura y simple basura, escritores que piensan que es posible convertir cualquier cosa en una novela de detective, y eso no me interesa en absoluto. Por eso me parece interesante que mis libros hayan sido distribuidos mucho más que varios otros en este grupo.

Una característica de las novelas de detectives es que el suspenso se agota después de la primera lectura... No admiten relecturas.

Tienes razón, pero te equivocas. Hay dos maneras fundamentales de contar una historia. Una es la anécdota que se gira en torno a su conclusión, que depende completamente de cómo termina. La otra manera es, para mí, mucho más interesante. Es el intento por describir el proceso. Si hay algún tipo de libros que detesto son los de Agatha Christie. Leo las primeras páginas y hojeo hasta el final para ver quién lo hizo. No hay nada que me interese en el proceso. Eso es algo que no tiene que ver sólo con literatura de crímenes, sino con toda la buena literatura. Un artista de verdad puede describir bien el proceso. Entonces seguimos los eventos y no estamos esperando que venga el final. Eso es arte, eso es lo difícil.

Entonces no leemos novelas de detectives para saber ¿“si fue el mayordomo”?

He escrito un libro en el que cuento en la primera página qué pasó y quién lo hizo. Y en las próximas 500 páginas describo la investigación. Tengo que contar una historia que la gente quiera oír. Realmente eso es el suspenso. Me gusta este símil que implica invitar al lector a sentarse contigo en la mesa. Si escribo un libro donde revelo todo, el lector se queda parado al lado mientras yo estoy sentado en la mesa comiendo. Entonces he fallado. El lector tiene que sentirse acogido en la mesa. Eso me fascina. De vez en cuando veo una obra de teatro buenísima. Entonces me entran ganas de participar. Eso, para mí, define calidad.

4.12.09

Sinceridad literaria





“No sacrifiquen la sinceridad literaria a nada. Ni a la política ni al triunfo.
Escriban siempre para ese otro, silencioso e implacable, que llevamos dentro y no es posible engañar.”


Juan Carlos Onetti

3.12.09

El profesor de literatura de la UB David Viñas analiza en un ensayo las claves de los superventas

Contar una buena historia y ser didácticos son los elementos cruciales
El lanzamiento. Ejemplares de la última entrega de la trilogía de Stieg Larsson el día de su salida. Foto: GUILLERMO MOLINER
Los best-seller no tienen buena fama pero se venden como churros. Hay quien habla de ellos y no los lee y hay quien los lee a escondidas. Ruiz Zafón, Pérez-Reverte, Larsson se suman a los veteranos Follet, Gordon o King. Dan fama y dinero. ¿Cuál es el secreto? Eso le gustaría saber a muchos incluido David Viñas (Barcelona, 1968) profesor titular de Teoría de la Literatura de la Universitat de Barcelona que comenzó a estudiar este fenómeno cuando confirmó que sus alumnos no habían leído ninguno de los superventas de los últimos años. Él tampoco. Y sus compañeros de claustro, tampoco. Lo que ya le provocó muchas preguntas es que invitó un día a su clase al editor de uno de estos superventas y hablaba con desprecio del fenómeno.
David Viñas, autor de dos ensayos sobre la crítica literaria, ha pretendido responder a algunas cuestiones en El enigma best-seller, fenómenos extraños en el campo literario, (Ariel), un ameno estudio sobre una parte de la narrativa actual denostada por la critica y amada por el gran público. «La gente que me lea a mí no lee las críticas», dijo un día el autor de Los pilares de la tierra, harto de que verse casi obligado a pedir perdón por su obra.
Receta difícil de reproducir
«No resulta demasiado difícil», escribe Viñas, «descubrir sus ingredientes básicos y hasta su proceso de elaboración, pero es luego dificilísimo obtener el resultado soñado y más difícil todavía evitar que no se le quede a uno la cara de idiota al descubrir que, en definitiva, aquí el secreto es que no hay secreto».
¿De qué va? El best-seller «aprovecha los rasgos de géneros muy asentados», como la novela negra y gótica, explica Viñas, y luego está el márketing, indispensable para llegar a las listas de éxitos. Además, «lo que importa es la historia y menos la forma de contarla», añade Viñas, aunque tiene que cumplir con una idea básica, «entretener». El lector, en todo caso, no es tonto y reconocerá cualquier pedantería del autor y sus intentos por tratarle como ignorante. «Lo mejor es que el lector tenga la sensación de que ha aprendido algo, aunque sea una cultura muy superficial», dice Viñas y recuerda que los largos párrafos en latín de El nombre de la rosa no acobardaron a los cientos de miles de europeos que la leyeron.
¿Cómo es el lector? Viñas intentó encontrar al típico lector de superventas y fracasó. Pero sí encontró en común una «actitud de lectura». Leer tiene un componente de evasión y el ciudadano de la calle «quiere que le cuenten una buena historia», insiste Viñas, que rechaza el calificativo de «basura» que en ocasiones se da a este género así como que «se le perdone la vida» al lector de grandes éxitos que, guste o no, «crean tendencia».
¿Y por qué son tan gordos? A este tipo de literatura parecería que le fuese el tamaño medio y pequeño de libro. Pero abundan los grandes volúmenes difíciles de manejar. Aunque no lo ha estudiado en profundidad, Viñas considera que «el autor debe hacer gala de su didactismo y que ha sacado provecho a todo lo que ha aprendido; ese es el precio que paga el lector». Pese a que en este caso el tamaño no importa en términos de ventas, Viñas reconoce que no son pocas las veces en que el texto se alarga innecesariamente.
Para este trabajo, que Viñas se ha tomado tan en serio como el que realizó sobre el recientemente fallecido Francisco Ayala, evidentemente se leyó más de una veintena de best-sellers. Por tanto, es lógico que aplique el resultado de sus investigaciones al último fenómeno, el Milennium de Stieg Larsson.
¿Cuál es el secreto de su éxito? «Tiene –asegura– las claves básicas del género negro. Pero la sorpresa es que Larsson se inventó un personaje femenino, que iba a ser secundario, pero fue creciendo poco a poco y se convirtió en tan atractivo que se comió al personaje principal».
Mercedes Jansa/el Periódico de Catalunya

1.12.09

"El escritor esencialmente debe ser un subversivo"

Rubem Fonseca
"Y los escritores detestamos la confusión y el desorden. Eso forma parte de nuestra incoherencia esquizoide intrínseca(véase W.Whitman). Rechazamos el caos, pero repudiamos aún más el orden. El escritor debe ser esencialmente un subversivo, y su lenguaje no pude ser ni el lenguaje mistificatorio del político(y del educador), ni el represivo del gobernante. Nuestro lenguaje deber ser del no-conformismo, el de la no-falsedad, el de la no-opresión. No queremos poner orden en el caos, como suponen algunos teóricos. Ni siquiera hacer el caos comprensible. Dudamos de todo siempre, incluso de la lógica. El escritor tiene que ser escéptico. Tiene que estar contra la moral y las buenas costumbres. Propercio puede haber tenido el pudor de contar ciertas cosas que sus ojos vieron, pero sabía que la poesía busca su mejor materia en las "malas costumbres"(véase Veyne). La poesía, el arte en fin, trasciende los criterios de utilidad y nocividad, incluso los de comprensibilidad. Todo lenguaje muy inteligible es mentiroso.
Estoy diciendo esto hoy, pero no aseguro que dentro de un mes crea aún en esta o en cualquier otra afirmación, pues tengo la buena cualidad de la incoherencia".
Pasado negro(Bufo & Spallanzani), novela, Rubem Fonseca. Traducción del portugues:Basilio Losada, Circulo de Lectores, 1985.