14.11.14

Allende: "Llegué con lo puesto a EE.UU"

 La escritora chilena recibirá la Medalla de la Libertad de manos de Barack Obama, junto a personalidades como Meryl Streep y Stevie Wonder. Ya tiene nueva novela: se llamará El amante japonés

Isabel Allende, autora chilena de La casa de los espíritus./latercera.com

Exiliada de Chile, en los 70 llegó a Venezuela, donde estuvo más de 10 años. Hasta que tomó una decisión: quería una nueva oportunidad en otro país. Y viajó de Caracas a San Francisco, Estados Unidos. 
Era 1988 e Isabel Allende sospechaba que se acercaba un futuro mejor como escritora. Ya era la autora de la novela La casa de los espíritus. “Llegué acá prácticamente con lo puesto. Yo venía de paso. Pero me enamoré de Willy y me quedé. Este país me ha tratado muy bien”, recuerda la autora chilena desde su casa de California, donde comparte su vida con el abogado y escritor norteamericano William Gordon.
 
 
“Hoy (ayer) es feriado. Es el día de los veteranos de guerra”, dice Isabel Allende, de 72 años, al teléfono a La Tercera. “Estoy muy contenta”, agrega. Tiene razones para ello: el lunes 24 de noviembre, en la Casa Blanca, recibirá la Medalla de la Libertad. Ayer, los portales informativos en español replicaron la noticia. 
“Ha sido tremenda la sorpresa, porque es el honor más grande que puede recibir un civil en este país”, señala Allende, quien recibirá la condecoración de manos del presidente Barack Obama. 
“Me metí en Google para ver las otras personas que habían recibido esta medalla. Y en la lista estoy en muy buena compañía. ¡Imagínate!, de Bob Dylan a Meryl Streep”, dice entre risas, la autora que ha vendido más de 50 millones de ejemplares en el mundo.
Sencilla y cercana a sus lectores, Isabel Allende cautiva al público y al mercado cada vez que publica un nuevo libro. Su última obra, la novela policial El juego de Ripper, apareció en enero pasado. Sólo el primer semestre, en Chile, vendió más de 20 mil copias. Un acontecimiento para la industria editorial local.   
“La gente es muy cariñosa”, dice la autora de Mi país inventado sobre la serie de felicitaciones que recibió en su correo ante la noticia. Allende, quien obtuvo la ciudadanía estadounidense en 2003, además es miembro de la Academia de Artes y Letras de EE.UU. 
“Estos ciudadanos han realizado contribuciones extraordinarias a nuestro país y al mundo”, señaló en un comunicado, a través de la Casa Blanca, Barack Obama. Son 19 personalidades las que recibirán la Medalla de la Libertad. Algunos de ellos, la actriz Meryl Streep, el cantante Stevie Wonder y Suzan Harjo, escritora y activista por los derechos de los indios americanos.
Las noticias no se han detenido para Isabel Allende. La semana pasada recibió un correo de su agente Carmen Balcells. “Es una novela genial, que tiene muchos niveles de lecturas”, le decía tras leer su próximo libro aún inédito. 
De momento su título es El amante japonés y transcurre en San Francisco. “Es una novela totalmente contemporánea. La historia es narrada por una mujer de 81 años que retrocede en el tiempo. Es la historia de un amor excepcional”, cuenta Allende sobre el relato que saldría en 2015. 
No fue fácil escribirla. Mientras lo hacía, a principios del 2013, su hijastro murió por sobredosis de heroína. “Mi marido estaba con una depresión feroz. No podíamos avanzar. Pero ahora Willy está mucho mejor. Ha salido adelante y ya está trabajando en un nuevo libro. Sin embargo, le pegó muy fuerte. Imagínate, es su segundo hijo que muere por drogas”, señala.  
¿De dónde se inspiró para crear la protagonista de su nuevo libro?
Lo cierto es que se me ocurrió porque estoy rodeada de gente vieja. Mis padres tienen 94 y 98 años y cuando los visito en Santiago, los visitan a ellos personas de edades similares. Y muchos de mis amigos tienen a sus padres ancianos. El tema de la vejez en Estados Unidos, de una generación que nació en la década del 50, está muy presente. Pero mi libro no es sobre la vejez, sino sobre el amor. El poder enamorarse de otro supera cualquier edad. 
El tema amoroso cruza toda su obra y la condujo incluso a un terreno que miraba con distancia. Hasta que en mayo de 2013, la escritora se sorprendió con el estreno de la ópera Dulce Rosa, dirigida por Plácido Domingo, cabeza de la Opera de Los Angeles.  La historia está basada en un cuento de su autoría llamado Una venganza. “Plácido Domingo quiere seguir mostrándola. Ya está contratado el Teatro Municipal de Santiago para su exhibición en enero o marzo del 2016 ”, señala Allende y pregunta inmediatamente cómo se ha dado el debate esta semana sobre la Reforma Educacional.
¿Cómo ve los cambios que se están produciendo en Chile? 
En Chile hay problemas, pero estoy segura que el país está mucho mejor que la mayoría de los países del continente. Por ejemplo, la Reforma Tributaria tenía que ocurrir. No es posible que los ricos no paguen o paguen muy bajos impuestos. Y es más, luego de la Reforma Educacional hay que elaborar la Reforma a la Salud. Creo que Michelle Bachelet está recibiendo más palos de los que merece. Si ella no hace las reformas ¿quién está dispuesto a hacerlas?

12.11.14

Instituto Hispánico Nicaragua felicita a Ramírez por su premio Carlos Fuentes

El Instituto Nicaragüense de Cultura Hispánica felicitó hoy al escritor y novelista nicaragüense Sergio Ramírez Mercado por haber ganado el Premio Internacional Carlos Fuentes

Sergio Ramírez es reconocido con la primera edición del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria de México./lainformacion.com
"El INCH expresa su profundo regocijo porque el escritor nicaragüense Sergio Ramírez Mercado ha sido seleccionado como ganador del Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria", edición 2014, indicó ese Instituto en un comunicado.
Según el INCH, ese premio "enorgullece a toda Nicaragua, especialmente a los intelectuales, escritores, poetas, amantes de la cultura y de la literatura en general".
"Felicitamos efusivamente a Sergio, y le deseamos que continúe su prolifera producción literaria, con el esmero y calidad que siempre ha sabido imprimirle", añadió.
Ramírez ganó este martes el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria por "conjugar una literatura comprometida con una alta calidad literaria", según los organizadores del galardón.
En el acta de premiación, el jurado destacó el papel de Ramírez (1942) "como intelectual libre y crítico, de alta vocación cívica", señalaron el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Además de los 250.000 dólares con que está dotado el premio, Sergio Ramírez recibirá un diploma y una obra escultórica diseñada por el artista español Vicente Rojo.

Sergio Ramírez sostiene que el egoísmo del escritor es "creer que el mundo termina con él" 

"Yo creo que el egoísmo de un escritor es pensar que el mundo termina con él y que mientras más fracaso tengan los que vienen detrás, más podrán realzarse sus obras. Eso me parece que es una estupidez que hay que combatir".

Esta es la reflexión que ha hecho el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, ganador de los premios Alfaguara en 1998 e Iberoamericano de Letras "José Donoso" en 2011, en una entrevista concedida a Efe.
"Yo seré mejor escritor en la medida en que yo pueda apoyar a los más jóvenes en todo lo que esté a mi alcance, no sólo a través de talleres literarios, sino sobre el arte de la escritura, hablando con ellos de literatura, tratando que se encuentren entre sí y que sus obras abandonen nuestras fronteras", argumentó Ramírez.
"Yo siempre he dicho que no podemos dejar a nuestros escritores de talento con nuestras fronteras centroamericanas por cárcel", razonó el escritor, de 72 años de vida y 52 en las letras.
El también cuentista y exvicepresidente de Nicaragua (1985-1990) es de la opinión de que la literatura se hace de "generación en generación", y por tal motivo, hace todo lo que está a su alcance para que el escritor centroamericano, principalmente el nicaragüense, sea reconocido internacionalmente.
Uno de sus proyectos para promover la literatura, tanto en Nicaragua como en la región, es "Centroamérica Cuenta", una plataforma que nació hace dos años y que entre otros busca que los autores centroamericanos, consagrados y emergentes, den a conocer sus escritos en Europa y otras partes del mundo.
"Es una buena plataforma. Ya llevamos dos años. El próximo año vamos a tener el tercer encuentro en Managua con escritores no sólo centroamericanos, sino también europeos, sudamericanos y de México", destacó el literato.
La idea de esos encuentros promovidos a través de la iniciativa "Centroamérica Cuenta", según Ramírez, es que los escritores de la región, "sobre todo los más jóvenes, que es a los que privilegiamos, puedan asomarse al mundo y el mundo pueda asomarse a ellos".
"En segundo lugar relacionado con Centroamérica Cuenta, que es un gran paraguas, una marca de fábrica, es que hemos logrado ya publicar una antología de cuentistas jóvenes centroamericanos en francés, alemán y en español" y próximamente en inglés, subrayó.
La antología, cuyo nombre en español es "Espejo roto", ha abierto sus puertas para que los escritores centroamericanos "vayan siendo conocidos no sólo dentro de nuestras fronteras, sino fueras de nuestras fronteras", resaltó.
Esa antología fue publicada por seis editoriales centroamericanas, que se unieron para sacar a circulación esa obra de los autores jóvenes de la región, anotó Ramírez, para quien "Centroamérica Cuenta" tiene el fin de revelar la riqueza de la literatura centroamericana y promocionar su valor.
"Ahora el talento se multiplica. Yo he leído, pues soy lector de literatura centroamericana y desde luego que soy antologador, (y) encuentro de que hay escritores muy valiosos aún de los más jóvenes que tienen 25 a 30 años que merecen la pena que sean conocidos y que sus obras sean publicadas", expresó.
Entre las múltiples obras de Ramírez (1942) se encuentra "Margarita, está linda la mar", una novela sobre la dinastía de los Somoza (1937-1979) que gobernó Nicaragua y que le valió el Premio Alfagura de Novela en 1998.
También están "Castigo Divino" (1988), "La marca del Zorro" (1989), "Oficios compartidos" (1994), "Charles Atlas también muere" (1994), "Un baile de máscaras" (1995) -reconocida con el Premio Laure-Bataillon 1998 en Francia- "Adiós muchachos" (1999), "Mentiras verdaderas" (2000) y la compilación de cuentos "Catalina, Catalina" (2001).

11.11.14

Abad Faciolince: "Yo escribo sobre lo que me sale de las entrañas"

Superar un fenómeno editorial como El olvido que seremos no es fácil. Después de siete años de espera, Héctor Abad Faciolince regresa con  La Oculta

 

Héctor Abad Faciolince publica La Oculta, su nueva novela después de siete años de silencio literario./semana.com

Cuando murió Gabo se reveló que él terminó por odiar el éxito de Cien años de soledad. Su vida le cambió. ¿Qué pasó con usted a raíz del suceso de  El olvido que seremos?

Héctor Abad Faciolince: Guardadas todas las proporciones, pues lo de Gabo fue un boom y lo mío apenas un clic, El olvido sí me cambió la vida como escritor. Hubo un clic, no solo con los lectores colombianos, sino con la gente más inesperada de las culturas más lejanas. El renombre te hace perder intimidad, sosiego, incluso serenidad para escribir, pero no creo que eso se deba odiar.

Según lo ha confesado, antes de ‘La Oculta’, desechó un par de novelas que tenía casi listas.

 
Sí, terminé una novela que no me gustó, Antepasados futuros, y no pude terminar otro libro, Tres novelitas mafiosas. Pero esto no es nuevo en mí. No creo que todo lo que escribo sea bueno y merezca ser publicado. Escribir es también desechar, descartar, tirar a la basura. El arte es lento y difícil y yo no quisiera sufrir nunca de incontinencia verbal. Una cosa es ser escritor y otra cagatintas.

Se sabe que usted sufre cuando vuelve a leer las cosas que escribió. ¿Por qué esa sensación?

Porque soy buen lector y me comparo con los escritores verdaderamente grandes de la lengua y de la literatura. Claro, si me comparara con ciertos escritores muy mediocres me sentiría un genio; pero me comparo con genios y me siento un enano.

¿‘La Oculta’ es también biográfica, ¿Cómo nace una historia así?

Todos mis libros parten de mi propia vida o de personas cercanas a mí. El libro nace de una experiencia muy extraña que tuve en un lago que hay en la vereda La Oculta, en el suroeste antioqueño. Allí se había ahogado alguien y querían que yo ayudara a buscarlo, porque voy a nadar a ese lago. Me sumergí hasta que sentí la cabeza del ahogado. Tocar un cuerpo inerte por debajo de unas aguas muy oscuras es una experiencia muy rara. De repente el lago se mezcló con la finca de mis bisa-buelos y todo se llenó de fantasmas del pasado. Pero como a mí no me interesa el realismo mágico, sino la verdad, bueno… no le voy a contar la novela.

Así parece complejo el proceso de escritura de esta novela…

Fue tan complejo que cambié muchas veces el punto de vista: yo como narrador, luego narrador omnisciente, luego voces que hablan. Al fin me decidí por la voz de los tres hermanos dueños de la finca y del lago. Tres hermanos inventados, aunque basados en personas que conozco, al menos en parte. En un momento me desanimé e iba a empezar otra novela: Memorias de un amante impotente, que iba a ser como una metáfora de la impotencia de la escritura.

  ¿Entonces qué salvó a ‘La Oculta’?

  En Lima me crucé con varios escritores: Mario Vargas Llosa, Javier Cercas, Leila Guerriero y Rosa Montero. Cercas me regañó en público, por el bloqueo y la impotencia literaria. Vargas Llosa, en particular, me dijo que uno se sienta y trabaja y corrige todo lo que no le gusta hasta que le gusta. Leila sintió mi mismo miedo. Rosa Montero me ofreció incluso que escribiéramos juntos una novela, para salir del atasco. Estuve cuatro meses en Berlín y allí corregí el viejo borrador de La Oculta. La terminé cuando Ana Roda, mi editora, me la arrancó de los dientes y me dijo: “Ya, no más correcciones, se fue a la imprenta.”

Si a uno le dicen que es la historia de una finca, uno se remonta a ‘La casa de las dos palmas’ o hasta el mismo ‘Tipacoque’, también a algo de Carrasquilla. ¿No teme que la gente la perciba como anticuada, como costumbrista?

Por mí que piensen lo que quieran. En el libro hay incluso un trapiche de una familia Tejada, que es para mí un pequeño homenaje a Tipacoque. Y en la cabaña donde yo escribo, en La Ceja, sembré dos palmas en honor a Mejía Vallejo. En cuanto a Carrasquilla, tiene páginas maravillosas. Compararme con ellos sería elogiarme. Si lo que critican es que Colombia ya no es un país rural sino urbano, les diré que yo escribo sobre lo que me sale de las entrañas. Y esta vez quise escribir sobre una región que es tierra de mi tierra, agua de mi agua y aire de mi aire. Y no digo sangre para no ponerme patético.

¿Se puede decir que ‘La Oculta’ es un libro de denuncia social? De no ser así, ¿cómo la clasificaría?

  Es una novela que trata de explicar el apego a un sitio. Los seres humanos somos territoriales, como los leones. Pero esta no es una novela sobre el problema de la tierra en Colombia. No es un libro que denuncie la situación injusta de los campesinos sin tierra. Lo que narra es lo que sienten por la tierra unas personas que son bisnietas o tataranietas de campesinos que, una vez en la historia, pudieron llegar a ser dueños de una tierra. En esta parte de Antioquia no hubo encomenderos ni monasterios dueños de toda la tierra: hubo colonos, y de esos colonos, pequeños propietarios, venimos muchos antioqueños. Yo creo que eso explica en parte nuestra forma de ser.

Es una novela con más presencia femenina que masculina. ¿Existe algún propósito?

 Un escritor está harto de ser siempre él mismo y quiere ser otros. Yo pude ser dos mujeres en este libro, Eva y Pilar, y un hombre que no es como yo y que vive en Nueva York, aunque añorando La Oculta. Un tipo que en medio de la metrópolis por antonomasia lo que tiene en la pantalla del computador cuando lo prende todos los días es una foto del lago y de las montañas de su finca en el trópico.

¿Qué espera de su libro en medio de un mercado que los analistas dividen entre la literatura pura y la literatura basura?

Bien decía Santa Teresa: “Lee y conducirás; no leas y serás conducido”. A los que leen de verdad no los pueden jalar por la nariz, como bueyes, ni los políticos ni los mafiosos ni los hampones. Ni los malos escritores.

¿Usted sobre qué no podría escribir?

Hay ríos en los que uno no puede nadar porque se ahoga. Yo no me tiro a nadar en ríos que no conozco. Tampoco escribo sobre lo que no conozco. Por eso escribo sobre una finca cafetera en Antioquia y no sobre un viñedo en la Rioja o una granja de corderos en Australia.

Hay quienes afirman que a este país siempre lo han manejado como si fuera una finca, ¿está usted de acuerdo?
Lo importante es no manejarlo como si los ciudadanos fueran peones y los presidentes capataces. Este país debe abandonar el modelo del terrateniente que da órdenes a los gritos y regaña y maltrata a peones sin tierra. Tampoco sirve el modelo de la cooperativa en donde el que grita como un capataz es el funcionario del partido. El buen modelo debería ser el de millones de medianos propietarios que no se tratan con órdenes gritadas y obediencia servil, sino que se tratan de tú a tú, entre iguales.

El camino de samurái

Escribir con rigor excede los límites del pasatiempo o el placer diletante y obliga a adoptar un método de hierro, una auténtica vía del samurái, que no todos somos capaces de sobrellevar. ¿Lo intentamos?

La escritura como una actividad central en la vida de quien la practica importa un sacrificio./prodavinci.com
Escribir ocasionalmente puede ser un placer y un estímulo para leer de un modo más complejo y sutil. Entrometerse en los mecanismos de la creación, así sea como visitante de fin de semana, ayuda a conocerlos mejor y a aclarar ideas que de otro modo, sin la práctica literaria, bien pueden despeñarse en el facilismo descalificador. Nadie mete un gol desde el palco aunque se ría con mucha gracia de las pifias de quienes juegan ―mientras bebe cerveza y mastica chicharrones―. Ya se lo decía John Updike, siempre burlesco, a un censor arribista: “Ojalá te opere alguien que no conozca de la medicina más que teorías”.
Esto, por otro lado, no excluye de ningún modo a la crítica, que también es literatura aunque de otra manera. La simple redacción de reseñas personales ha ayudado a que cientos de personas tengan un panorama mucho más amplio y articulado sobre lo que leen. Y nutrir esa perspectiva con textos de campos diferentes a la narrativa o la poesía (periodismo, política, ciencia, arte…) no hace sino afinar aún más la percepción y el punto de vista. Ya que esos ejercicios íntimos sean útiles y trascendentes para lectores ajenos al redactor es otro asunto. De allí que no cualquier blog de comentarios sobre libros (o todo canal de un booktuber) sea una fuente confiable por necesidad para quien espera una opinión bien fundamentada sobre algo que leyó o le interesa leer. Aunque lo mismo puede decirse de las reseñas de los medios tradicionales: no hay crítico que sea monedita de oro a menos que renuncie al mínimo pudor y se convierta en promotor editorial. Y ni así.
Sin embargo, la escritura como una actividad central en la vida de quien la practica importa un sacrificio (quien escribe sabe que el noventa por ciento de las palabras que trace o tecleé cambiarán de lugar o desaparecerán antes del final del día y que otros días no hay modo de que salga una línea derecha) y se cuece aparte. El grado de disciplina y trastorno obsesivo-compulsivo que se requiere para alcanzar un grado aceptable de calidad no tiene nada que ver con un paseo. “Tú te asomas a la vida de la mente, yo siempre estoy allí”: algo como esto le dice un asesino psicópata, encarnado por John Goodman, al escritor personificado por John Turturro en Barton Fink, el clásico de los hermano Coen. Hay que disentir con él: el escritor de ficción vive en la mente no como un turista sino como un trabajador migrante que se establece, saca lo que requiere y trata de marcharse luego (a veces no lo consigue y, como Virgina Woolf, se hunde en aguas gélidas).
Total, un lector que se arriesgue al ejercicio de la escritura podrá encontrar respuestas y justipreciar la literatura con mayor perspectiva. Un siguiente paso, en realidad, tendrá que ser en otra dirección. Escribir con rigor excede los límites del pasatiempo o el placer diletante y obliga a adoptar un método de hierro, una auténtica vía del samurái, que no todos somos capaces de sobrellevar. ¿Lo intentamos?

10.11.14

Artificio atávico

Cristina Peri Rossi nos muestra algunos de los últimos poemas que ha escrito la noche anterior. Sigue escribiendo como al principio, sin freno ni apenas correcciones, con ataques de inspiración. Pero ahora lo hace también con el teléfono móvil. Nos enseña su aplicación de Notas, llenas de apuntes y metáforas. ¿Cómo ha cambiado tu proceso creativo con los años? 

Cristina Peri Rossi, publica La noche y su artificio, poemas atravesados de homenajes a sus amores literarios./revistadeletras.net
Cristina Peri Rossi (Montevideo, 1941) nos atiende en su piso de Barcelona. Debajo del escritorio tiene diez o doce cajas de manuscritos aún no publicados. Enrollado encima de la mesa, guarda la reproducción de una de sus pinturas favoritas, Cabinas telefónicas, de Richar Estes. Acaba de publicar su nuevo poemario, La noche y su artificio, después de que ganara el Premio Loewe en 2008 con Play Station. Coincide este nuevo volumen, donde el amor y el erotismo son pulsiones inseparables, con la aparición de Julio Cortázar y Cris, en el que rememora su complicidad con el escritor argentino.

- A mi me emociona más la música que la literatura. De noche a veces no puedo poner según qué. Tengo poca resistencia. No puedo escuchar música si estoy quieta. La belleza me excita.

Y es que la primera formación de Peri Rossi es musical. Luego vendría la Literatura comparada. Hasta que tuvo que exiliarse de su Uruguay natal, justo cuando, jovencísima, ya había llegado al gran público gracias a su novela El libro de mis primos, con el que ganó el premio Marcha en 1969.

Es ése el libro que Cortázar encuentra, por casualidad, en la librería Amerique Latine. Fascinado por la hibridez de géneros utilizado por la escritora, el argentino decide escribir una carta a esa chica “con carita hermosa” que descubre en la contraportada. Envía la misiva a la revista en la que ella trabajaba antes de huir a Barcelona, pero alguien la reenvía al nuevo domicilio y llega, milagrosamente, a Peri Rossi:

- Recibí la carta cuando estaba clandestina en Sant Cugat. Es difícil saber cómo llegó hasta mí. Parábolas de la vida.

Editorial Cálamo
Editorial Cálamo
Es la primera de las “figuras” que unirían durante décadas a ambos escritores. “Como él, yo pensaba que el azar era una de las maneras que tenía el destino de manifestarse”, cuenta la poeta en el libro editado por Cálamo.
- La primera vez que le fui a ver a París me regaló un diccionario de adivinación. Él tenía curiosidad por todo lo que era paranormal.
Sin embargo, la autora especifica que, después del psicoanálisis, lo fantástico no tiene que ser lo sobrenatural, sino el otro lado de las cosas. De ahí la importancia, por ejemplo, de los lapsus. O las coincidencias. Los dos escritores sonríen, como quien reconoce en el otro a un auténtico cronopio, cuando se dan cuenta de que también comparten la obsesión por los dinosaurios.

- Cuando apareció Spielberg lo dejamos. Se popularizó, y perdió su carácter simbólico, mágico. A los niños les encantaban los dinosaurios, y nosotros dos teníamos una curiosidad muy parecida a la de un niño… También nos fascinaba el monstruo del lago Ness.

Cristina Peri Rossi está delicada de salud. Acaba de salir de una infección pulmonar que la tuvo ingresada en el hospital. Eso no le impide escribir. Al contrario. En uno de los encuentros con Cortázar, de hecho, le explica que de pequeña había tenido tuberculosis, y él le responde, tajante, que su vocación literaria tiene que venir de allí.

Cortázar visitó Barcelona en diversas ocasiones junto a Peri Rossi. No era fácil. El autor de Rayuela ya era muy conocido, y un tipo de metro noventa no pasaba desapercibido en aquella ciudad. Le recuerda muy cordial con las señoritas que se le acercaban, pero a la vez marcando una distancia. Quería pasear, alimentarse de la urbe junto a su amiga y cómplice. Una de las veces Gabo les invita al restaurante El Reno y, en vez de disfrutar de los lujos del lugar, piden un bife a la plancha.

- Julio era infinitamente más bohemio que García Márquez. Siempre vivió como un estudiante.

Otra de las promenades que evoca Peri Rossi es la visita al Park Güell. Le hablaba de un sueño repetitivo que cobró todo el sentido cuando se reencontró con algunos de los mosaicos de colores. Había estado allí, muy pequeño, con su madre.

No pocas veces se ha querido construir una caricatura de un Cortázar comunista, que abandona su trayectoria literaria para hacer una obra supuestamente demasiado política. Pero, aunque apoyó claramente la Revolución, se enfrentó en diversas ocasiones a la homofobia que ya padecía el régimen castrista.

- Intentó ayudar a Reynaldo Arenas. Y salvó a Calvert Casey, quien había publicado un libro de cuentos (El regreso), y que estaba encerrado en un campo de trabajo. Consiguió sacarlo de allí.

Cortázar tenía la esperanza de que la Revolución Nicaragüense corrigiera los errores de la Cubana, reconoce la poeta. No fue así.

No únicamente estuvieron juntos en París y Barcelona. También veranearon, con otros amigos, en Mallorca. De aquellos días es la “exclusiva” que Interviú publicó bajo el título Julio Cortázar y las tetas, donde ella, a la que calificaban de “nuevo amor” del escritor, aparecía sin la parte superior del bañador. ¿Cómo una revista del corazón podía interesarse así por un escritor?

- En aquel entonces un intelectual tendía prestigio. Ahora lo tienen los jugadores de fútbol, las modelos. La enfermedad del siglo XIX fue la histeria. La del siglo XX, la neurosis. La del XXI, el trastorno narcisista de la personalidad.

Tanto interés despertaba Cortázar que, mucho después de su muerte, Peri Rossi se quedó atónita al escuchar su voz en la televisión. Protagonizaba, gracias a una grabación de 1967 de Instrucciones para dar cuerda a un reloj, el anuncio de un nuevo modelo de coche. El Seat León. Su manera de pronunciar la erre era inconfundible.
 

En 1977 Julio Cortázar le envía una serie de versos dedicados, titulados Poemas para Cris. Para la autora, que nunca pudo corresponder el deseo del argentino, los textos “nacieron de la melancolía del deseo sexual insatisfecho y sublimaron la frustración convirtiéndola en belleza”.

Cristina Peri Rossi nos muestra algunos de los últimos poemas que ha escrito la noche anterior. Sigue escribiendo como al principio, sin freno ni apenas correcciones, con ataques de inspiración. Pero ahora lo hace también con el teléfono móvil. Nos enseña su aplicación de “Notas”, llenas de apuntes y metáforas. ¿Cómo ha cambiado tu proceso creativo con los años?

- Mi primer libro lo escribí en tres horas. Cuando era joven lo que sí me preocupaba era no poder volver a escribir. Sentirme seca. Ahora sé que siempre vuelve.

También eso compartía con Julio Cortázar, la escritura como juego, como ritual improvisado y orgánico, como selva sin planes ni estrategias.

- Puedo estar seis meses sin escribir. La escritura tiene que ser espontánea. Eso de sentarse a escribir como si fueras un burócrata… Escribo en estado de gracia. No necesito convocarlo.

En La noche y su artificio convergen múltiples voces, varios libros en un solo libro, en una arquitectura invisible.  Hay pues una literatura del yo, pero un yo que no es rígido ni homogéneo.
Editorial Cálamo
Editorial Cálamo
La normalidad es todo menos normalidad: el “plástico y Facebook” es la realidad que asoma cuando la noche abandona su danza animal.
- El arte es artificio, pero sientes algo muy atávico, muy visceral.
Barcelona es un personaje poético y sus calles son escenarios (“En medio de los carteles de Bancos y Cajas / de autos y de oficinas / Viviré más allá de tus años / en mi memoria”).
- Las ciudades son para los ciudadanos. Hay una relación muy estudiada en los animales entre el espacio y la cantidad. El aumento de la agresión urbana -el mal humor- se nota. Barcelona es un centro comercial para los turistas. –lamenta la poeta.

La transformación de la polis es, también, la violencia ejercida contra una idea de mundo abierto.

- Soy socialista y, por lo tanto, internacionalista. Para mi las banderas no están por encima de la lucha de clases. -admite Peri Rossi, quien, pese a haber apoyado públicamente a UPyD, ve a Podemos como un síntoma a tener en cuenta.

En Tierra de nadie la poeta busca “un lugar sin nombre / que nadie reclame / un lugar de paso” sin banderas ni patrias ni fronteras.

El cuerpo en La noche y su artificio es expresión y voz. Acto y reflejo. En Metáfora, leemos: “Hacerte el amor / es una manera -torpe- / de decirte que te quiero”. La piel es la zona de encuentro entre comunión y sangre, donde lo imposible se hace posible. El erotismo, así, es la forma más radical de subversión.

- Es un libro de amor. -advierte Cristina Peri Rossi.

Tal vez todos lo son.

8.11.14

Leila Guerriero y el adjetivo perfecto

El adjetivo perfecto, la crónica perfecta, no te la regalan ni Buda ni el redactor jefe; la consigues tú trabajando en la zona de obras en que se desarrolla, sin vuelta de hoja, este maravilloso oficio que Leila Guerriero ha hecho aún más hermoso

 
Leila Guerriero, cronista argentina: con el perfecto adjetivo en la crónica./elpais.com
¿Por qué nos gustan los reportajes de Leila Guerriero? ¿Por qué nos interesan sus columnas, nos enganchan sus reportajes, nos gustan sus sustantivos, nos parece que sus adjetivos, como los de Borges, Hemingway o Capote, son como verbos o como dardos: incontrovertibles?
Mario Vargas Llosa intentó explicarlo, creo que con éxito, en un artículo sobre Plano americano, la extraordinaria antología de grandes logros periodísticos de Leila, en los que se concentra esa sabiduría. Ella no es de esas personas que hagan explicaciones grandilocuentes ni de su formación ni de su estilo, pues verdaderamente que sea periodista es una casualidad del destino, que la empujó hace años con la mano de Jorge Lanata.
Pero aquí y allá, impelida por otros, impulsada por encargos como conferencias o coloquios, ha ido contando a su manera de qué modo se sienta ante el computador para escribir crónicas y reportajes; el conjunto de esas reflexiones ha sido manejado ahora por ella misma para construir un libro singular que la aclara y la pone en el primerísimo plano (un plano americano, por cierto, pero también universal) de la historia del periodismo que se está haciendo desde hace rato en su país, Argentina, que es un predio en el que se han desarrollado personajes de la categoría de Arlt y Tomás Eloy Martínez.
Ella es de esa estirpe por su audacia y por su ritmo, y también es, como Martínez, una escritora que no renuncia a la esencia del oficio para decir lo que sabe; no la verás nunca inventando asuntos o frases o personajes para alimentar el ritmo del que está naturalmente dotada; tampoco la verás simulando que sabe lo que no sabe, o suponiendo. Ella no supone: indaga. El otro día leí (en Domingo, de EL PAÍS) el hermoso obituario que escribieron Bernstein y Woodward sobre su jefe, Ben Bradlee; y me emocionó especialmente esto que le decía el legendaria periodista: no supongan.
Pues eso, no suponer, es lo que hace esta periodista que indaga como si fuera a descubrir hasta el aire que hacía cuando ocurrían las palabras o las historias. ¿De dónde le viene ese poder? Repito: lo ha explicado, sin querer dar muchas explicaciones, pues ella cuenta de otros, no de sí misma, en algunos sitios, y ahora lo ha recopilado en un libro que yo aconsejo como quien aconseja respirar. Se llama Zona de obras, ha sido publicado por la nueva editorial Círculo de Tiza.
Ahí tiene un capítulo cuyo título parece de Gabriel García Márquez porque quizá ella tenía en mente al gran cronopio de la historia del periodismo cuando lo escribió o cuando lo tituló: “Qué es y que no es el periodismo literario: más allá del adjetivo perfecto”. En primer lugar, el oficio es la materia, el trabajo, la humildad que uno debe sentir cuando lo aborda. Así dice Leila: “El periodismo narrativo es un oficio modesto, hecho por seres lo suficientemente humildes como para saber que nunca podrán entender el mundo, lo suficientemente tozudos como para insistir en sus intentos, y lo suficientemente soberbios como para creer que esos intentos les interesarán a todos”. Y no sólo eso: es humilde, porque “se trata de periodismo”.
Esos textos que el periodista alcanza (ella, en concreto) “no arrancan con un brote de inspiración, ni con la ayuda del divino Buda, sino que eso que se llama reporteo o trabajo de campo, un momento previo a la escritura que incluye una serie de operaciones tales como revisar archivos y estadísticas, leer libros, buscar documentos históricos, fotos, mapas, causas judiciales, y un etcétera tan largo como la imaginación del periodista que las emprenda”. A partir de ahí se producen el sustantivo, el adjetivo, el pronombre…, no antes. Se trata de trabajo, trabajar hasta hallar el adjetivo perfecto, para poder ir más allá del adjetivo perfecto.
Cuando a Manuel Vázquez Montalbán le preguntaban cómo era tan rápido hallando el adjetivo perfecto para ir más allá él decía que no se trataba de rapidez sino de tiempo, y que se había propuesto conseguir esa perfección tras la que aun andaba buscando, como hace Leila Guerriero, en archivos, libros, vida…
El adjetivo perfecto, la crónica perfecta, no te la regalan ni Buda ni el redactor jefe; la consigues tú trabajando en la zona de obras en que se desarrolla, sin vuelta de hoja, este maravilloso oficio que Leila Guerriero ha hecho aún más hermoso.

6.11.14

Zepeda Patterson: "Somos corresponsables de la corrupción"

El ganador del Planeta da claves sobre su novela:  Milena o el femur más bello del mundo

 
Jorge Zepeda, durante la presentación de su novela  Milena o el fémur más bello del mundo,  ayer en Madrid. / Álvaro García./elpais.com 
La realidad se hizo ficción y fragmentos de la ficción realidad. La semana pasada Jorge Zepeda Patterson, director del periódico digital Sinembargo.mx, recibió amenazas de muerte por su labor periodística, ayer presentó su novela Milena o el fémur más bello del mundo y hoy, 6 de noviembre de 2014, empieza el desenlace en la propia historia que le mereció el 63º Premio Planeta. Y con ella la invitación a los lectores a la autocrítica frente a problemas como la corrupción política, el proxenetismo y el desmoronamiento de valores exacerbado por la globalización.
Son los temas de la segunda y premiada novela de este periodista, sociólogo y economista mexicano (Mazatlán, 1952) que llega hoy a las librerías de España y México, con más de 200.000 ejemplares. Un thriller sobre una red de trata de blancas y prostitución esclavizada de mujeres. Aquí protagonizada por Milena, una chica croata de 26 años que lleva secuestrada diez, de los 16 a los 26, cuya tragedia, por culpa de su belleza y sensualidad, se desenvuelve entre su país, Marbella y México, y cuyo penúltimo episodio es su intento de fuga.
No hay combate que valga contra las mafias mientras haya demandas millonarias sostenidas por gente de diferentes partes del mundo
“La globalización ha exacerbado la peor cara de la prostitución. No hay combate que valga contra las mafias mientras haya demandas millonarias sostenidas por gente de diferentes partes del mundo. Somos corresponsables de la corrupción”, se lamenta Zepeda, que ha hecho una larga investigación sobre el tema durante años y que empieza así su novela:
“Milena. Jueves 6 de noviembre de 2014, 9.30 pm. No era el primer hombre que moría en brazos de Milena, pero sí el primero que lo hacía por causas naturales. Aquellos a los que había asesinado no dejaron rastro ni remordimiento en su ánimo. Ahora, en cambio, la muerte de su amante la sumía en la desolación”.
Una montaña rusa de acontecimientos sucede a este arranque en una historia, narrada de manera coral, que busca liberar a Milena y resolver un enigma con la entrada en acción de los Azules, tres amigos de la anterior novela de Zepeda, Los corruptores (Destino), una política, un periodista y un especialista en seguridad.
Más que una novela de denuncia, Jorge Zepeda muestra la despiadada e inimaginable realidad de ese submundo al servicio del poder. Describe, cuenta como un testigo, y con ese retrato increpa al lector sobre los grados de responsabilidad en la podredumbre del tejido social que permite el éxito de mafias como esa y otras.
La corrupción se ha convertido en el ambiente de la sociedad. Es tan vieja como la misma prostitución que hoy encuentra un caldo de cultivo en una sociedad que premia el cinismo y el éxito rápido
Más que un subgénero literario, afirma el autor, “la corrupción se ha convertido en el ambiente de la sociedad. Es tan vieja como la misma prostitución que hoy encuentra un caldo de cultivo en una sociedad que premia el cinismo y el éxito rápido. Es parte de la cultura globalizante que arrasa con el desplome de los códigos morales como consecuencia de las exigencias sociales”.
Y el horizonte parece más resquebrajado. Alerta Zepeda de las alianzas entre las mafias. Una sincronización del lado oscuro con piezas que otrora eran impensables. En México, advierte “todo es más complicado porque los cárteles de la droga han entrado en el negocio del proxenetismo”. Mientras, el periodismo de denuncia intenta ser amordazado. Un episodio parecido al que escribe en la novela le acaba de suceder al escritor con las amenazas recibidas por otras investigaciones que realiza desde Sinembargo.mx.
El periodismo es otro de los pilares de Milena o el femur más bello del mundo. La resolución de la trama se hace, prácticamente, desde un periódico, bajo la dirección de uno de los tres Azules. “Debemos regresar a las mejores prácticas del oficio, y dar puntos de vista distintos para que el lector tenga una visión del mundo más completa y tome decisiones”, dice este periodista con más de 30 años en la profesión, que fue director fundador de los periódicos Siglo XXI y Público, de Guadalajara, y director de El Universal. Por eso reivindica “la función del curador en las informaciones. En un mundo con millones de accesos a las noticias más que nunca se necesita del prescriptor, del curador, de alguien que oriente y dé los elementos para aprender a valorar un hecho”.
En un mundo con millones de accesos a las noticias más que nunca se necesita del prescriptor, del curador, de alguien que oriente y dé los elementos para aprender a valorar un hecho
Recuerda que, como en su novela, el periodista crítico siempre es amenazado por el poder. Advierte que Internet es el nuevo escenario de esa batalla, como le está ocurriendo a su medio digital: “Usan la Red para desprestigiar y de ahí en adelante”. Sobre los asesinatos y desapariciones en Iguala, cree que el gobierno mexicano no ha reaccionado a la altura. “Parece que cada mes inauguramos una cota más de inverosimilitud”, dice, y añade que espera que en España no suceda lo mismo tras la cascada de corrupciones destapadas.
La novela le sirvió, también, para ajustar cuentas sobre lo que sucede entre las bambalinas del poder. Todo eso para una historia que describe un tejido social que tiende a pudrirse pero con unos hilos sentimentales y amorosos esenciales para el devenir de la narración y sus personajes.
Detrás de Milena o el fémur más bello del mundo hay dos autores. En el primero de ellos están las influencias de los clásicos de la novela negra hasta los Connolly, Chandler y, “de manera muy consciente Stieg Larsson, muy bueno y eficaz, pero como los muebles de Ikea: gusta a todos, pero a sus novelas les falta sensualidad, cultura mediterránea y sentido del humor. Lo que he pretendido es dar más verosimilitud y humanizar los personajes con sus matices”. Detrás del segundo autor está el Zepeda más auténtico. Son los textos que la protagonista escribe a lo largo de su cautiverio dispersos en la novela a manera de faros, “los pasajes más literarios donde los hombres dan las razones de por qué recurren a la prostitución. Buscan justificarse”.
Lo que Milena escribe son las páginas de las que más orgulloso se siente Jorge Zepeda Patterson. Con una historia tan vieja como la humanidad que sirve para mostrar cómo el presente “ha hecho casi anacrónica la sinceridad y la honestidad”.