8.1.14

Gamboa: "El escritor y el periodista buscan verdades absolutas distintas"

El peruano publica Contarlo todo, un libro que retrata el aprendizaje vital de Gabriel Lisboa

Jeremías Gamboa, autor peruano de Contarlo todo./elcultural.es

Jeremías Gamboa (Lima, 1975) ha irrumpido en el panorama literario latinoamericano como una relámpago con su primera novela, Contarlo todo, que publica Mondadori. El libro retrata el proceso de aprendizaje vital de Gabriel Lisboa, un joven peruano de humilde procedencia que, a medida que consigue hacerse un hueco en el periodismo limeño, se da cuenta de que la distancia con su verdadera vocación, la escritura de ficción, se acentúa cada vez más. La novela viene precedida por una gran expectación en la que mucho tiene que ver que fuera Mario Vargas Llosa quien le enviara el manuscrito a la mítica editora Carmen Balcells. Pero el ruido mediático parece de sobra justificado pues la crítica ha acogido la novela con entusiasmo. Sin ir más lejos, El Cultural seleccionó a Gamboa en el mes de noviembre como uno de los ocho autores que Llegaron para quedarse en 2013.

¿Esperaba los elogios que ha recibido Contarlo todo o uno siempre está más preparado para que las cosas salgan mal?
Lo bueno es que, entre que le entregas el libro a la editorial y es aprobado, hay un período de tiempo para prepararte. Mi anterior libro de cuentos fue publicado a nivel más bien local y consiguió buena crítica en Perú lo que me permitió en buena medida ingresar en el sistema literario del país. Sin embargo, nunca pensé que Contarlo todo fuera a tener este nivel de lanzamiento. Terminé la novela en octubre de 2012 y salió en noviembre de 2013. Me dio tiempo a comenzar otro proyecto y que los comentarios no los sintiera en carne viva.

A los 26 años, tras una meritoria trayectoria, abandonó el periodismo para dedicarse en exclusiva a la escritura. ¿Cómo lleva las entrevistas desde el otro lado?
Ya había empezado a dar entrevistas con el libro anterior. Supongo que estoy un poco más al tanto de lo que ocurre al otro lado. Puedo comentarle a un fotógrafo que me va a retratar que tire de este o aquel lado... Creo que te da una herramienta más para prefigurar lo que dices. Un lado tuyo siempre será periodista por lo que no vas tan inocente. Además, todavía hago perfiles y entrevistas en medios como El País o la revista Vogue. Pero procuro mantenerlo a raya.

¿Fue complicado tomar la decisión de dejar su trabajo?
Tuve una relación de amor y odio con la profesión. Esa contradicción está en la novela. Para Gabriel el periodismo es una plataforma de aprendizaje pero también es un limitante que le puede impedir acercarse a su vocación. La novela ensaya por momentos con las distancias entre una u otra. La labor del escritor y la del periodista buscan verdades absolutas distintas. Por un tiempo odié el periodismo pero cuando publiqué el libro de cuentos sentí que ya tenía a salvo la vocación y que podía ser ambas cosas a la vez y por un tiempo fui editor general de la revista Etiqueta Negra.

Este hecho, renunciar al periodismo, es solo uno de los muchos rasgos y experiencias vitales que comparte con el protagonista de su novela, Gabriel Lisboa. ¿Qué tiene Gabriel que no tiene Jeremías?
Gabriel tiene una exaltación que yo no tengo. Y precocidad. Él escribe su novela a los 29 que es cuando uno escribe lo que hubiese querido hacer, lo que desea o lo que teme vivir. Yo lo escribí de los 37 a los 38. Él lo escribe en 4 o 5 días. Yo más que esforzarme, me maté. Lo que más me costaba era mantener el tono juvenil porque a la vez que escribía iba creciendo. También la hipersensibilidad de Gabriel nos distingue. Un amigo me decía que Gabriel no podía ser yo porque era muy llorica y yo le parecía más seguro. Después el tiene más dificultades que las que yo he tenido. De alguna manera acentúas los rasgos para que la literatura funcione mejor. Él vive en Santa Anita y yo vivía en San Luis, más cerca de la Universidad. Además, Gabriel no tiene papás. Solamente ahí ya es poner un lado tuyo en una situación diferente. Aun así revela cosas de ti mismo.

¿Tenía claro el libro desde un principio o fue apareciendo?
La verdad es que no. Nunca tuve un diseño claro por eso creo que es tan intenso. Todo comenzó cuando estaba en EE.UU. terminando mi maestría. Eran momentos de mucha incertidumbre en los que no tenía claro qué era lo que iba a hacer. Saliendo de la ducha ocurrió lo que cuenta Gabriel al comienzo, ese momento de inspiración provocado por la música de Lou Reed. Y empecé a gritar... Cuando aparecieron estas páginas decidí volver a Lima para escribir este libro que es muy diferente de volver a Lima para ser escritor. Luego escribí una escena de amor y más tarde la despedida de tres amigos. No tenía una idea muy clara de qué iba. En principio trataba sobre alguien que pierde el interés por su trabajo y después pierde en efecto el propio trabajo. Pero me di cuenta de que no podía narrar el segundo libro sin el primero. Y tenía que narrarlo todo. Empecé con mi nombre propio y me quedé en la página tres por pudor. Me gustaba el nombre de Gabriel Lisboa que, además de una bonita ciudad de poetas que se me parecía a Lima, ya había aparecido en uno de mis cuentos. Ahí fue cuando definitivamente abrí la puerta de los temores y de los deseos y cuando la ficción comenzó a manifestarse.

Contarlo todo nos trae a la cabeza al Mario Vargas Llosa de, sobre todo, Conversación en La Catedral. ¿Está de acuerdo con esta referencia? ¿Qué otros autores cree que han influido la creación de esta novela?
El libro dialoga con Conversación en La Catedral en la primera parte mientras que en la segunda lo hace con La tía Julia y el escribidor ya que el personaje vive un romance prohibido al tiempo que quiere ser escritor. En ambos casos, hablan de las cosas que les pasan mientras quieren ser escritores y eso al final será su primera novela. Yo quería un personaje al que le pasara eso. Por ejemplo, los cuentos que Gabriel escribe son los de mi libro de cuentos, Punto de fuga. El pez en el agua también está en el fondo. Aquí en Lima, sin embargo, se habla mucho de que los personajes tienen un temperamento muy ahondado, en algunos aspectos casi arguediano. También se cita a Bryce Echenique a la hora de hablar del amor y la amistad.

¿Cómo ve la situación que atraviesa Perú respecto a la cultura en la actualidad?
Se está produciendo un crecimiento de la crítica y una expansión innegable del mercado cultural. El cine funciona mejor y hay mas librerías en Lima, editoriales independientes, la crítica se abre también a la gastronomía. La clase media se ha expandido y está enriqueciendo los niveles de representación de la sociedad.

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