14.5.10

Mendoza:"La novela está muerta y nadie se quiere enterar"

«Nunca he hecho un libro porque pensara que fuera a funcionar, sino por la necesidad de escribirlo»


Eduardo Mendoza Escritor.foto;fuente:Elcorreo.com

El panorama literario español no tendría la misma calidad, ni tampoco el mismo humor, sin Eduardo Mendoza. Cronista literario de Barcelona como 'La ciudad de los prodigios' o como escenario para las aventuras del extraterrestre Gurb, el escritor -también abogado, traductor e ilustrador- dio ayer en Villasuso la conferencia 'Leer y escribir: Experiencias personales y sociales.'Es una de estas visitas que al autor de 'El misterio de la cripta embrujada', 'La verdad sobre el caso Savolta' o 'El año del diluvio' le sirven «para parar y cambiar un poco de aires», aparte de poder cometer ciertos «desafueros alimentarios». Le tocaba El Portalón.

-En su último libro, 'Tres vidas de santos', hay otros tantos relatos. ¿Elige usted el formato al empezar una historia o según ella se lo exige?
-No lo sabría decir. A veces, emprendo algo que ya veo que va a ser una novela larga. Pero, otras veces, empiezo simplemente e, incluso, en otros registros. Se me ocurrió una idea, unos personajes, para una obra de teatro. No lo ví claro, y lo pasé a cuento. Al final, lo alargué. A veces, la cosa va evolucionando y otras, está clara desde el principio.
-Hablando de teatro, desde su versión de 'El sueño de una noche de verano' con Miguel Narros hasta la adaptación de su 'Sin noticias de Gurb', ¿qué le aporta el mundo de la escena?
-Me encanta el teatro, siempre me ha gustado mucho. Tiene algo de vicio: quienes disfrutamos tanto con él, lo vivimos como una especie de secta. Es un mundo fascinante y, por dentro, más todavía. No he hecho una carrera de autor teatral, no sé si me habría salido bien. Si no lo he hecho, seguramente ha sido porque mi personalidad me ha llevado por otro camino. Pero una escapadita de vez en cuando me gusta mucho.
-Su obra también ha ido al cine, que muchas veces recurre a novelas. ¿Se va creando con las películas una especie de biblioteca apócrifa?
-Bueno, yo creo que conviven. Desde siempre, cuando un libro ha tenido un mínimo éxito se ha hecho un espectáculo. Antes del cine, se llevaban al teatro todas las novelas. Algunas, es imposible imaginar cómo. Si tenía más éxito, se hacía una ópera, como ahora un musical. Siempre ha habido ese traslado de un medio a otro, sobre todo el paso de la lectura en papel al escenario. Tampoco lo vamos a prohibir, pero lo interesante es que salgan buenas películas de los libros, cosa que no siempre sucede. Yo no estoy muy contento con algunas películas que se han hecho de mis libros.
-Para salvar su particular crisis, los filmes se agarran a la innovación de las 3D. ¿Impulsará el libro electrónico la lectura o sólo las ventas en nuevo formato?
-Es imposible decirlo. Hace muchos años que el libro electrónico está ahí, esperando su momento. Y este momento no se produce. No sé por qué. Al principio, pensaba que estaba muy bien el libro electrónico y que a la larga se acabaría comiendo el papel, que sería el soporte de los libros. No sé qué repercusión tendrá sobre muchísimas cosas, como la calidad. O, por ejemplo, de qué manera afecta a los derechos de autor. Pero las predicciones casi nunca se cumplen.
-¿Cómo en el caso de la muerte de la novela?
-Creo que está muerta y bien muerta. Lo que pasa es que nadie se quiere enterar. En un sentido de género, lo está. Pero se renueva y reaparece con otras formas. Difícilmente lo hace en forma de novela. Lo que se está publicando y leyendo en este momento ya no son novelas. Se parecen, pero no lo son.
-¿Qué son, entonces?
-Relatos, que no son lo mismo. Una novela es una cosa con una estructura y una forma concreta. Como un soneto. No es que la gente haya perdido la sensibilidad, pero ya no escribe sonetos.
-Usted se ha manifestado más deudor de la novela del XVIII...
- ...que de la del XIX. Sí. Creo que la del XVIII, que muchos no han considerado novela porque es una cosa muy rara, ahora está más vigente. Hay mucha crónica novelada, mucho reportaje, mucha novela histórica que no es sino un libro de historia dialogado, series de televisión de los Tudor... donde se combina aventura e información histórica. Ese es el 'mix' que ahora tenemos.
Historia y humor
-El humor, tan presente en su obra, es habitual hasta en los ámbitos científicos, en la cultura anglosajona. ¿Somos más rancios?
-Sí, hay un poco de prevención con el humor. Y no hay una tradición como en Estados Unidos, donde los políticos siempre echan mano del humor en los debates o entrevistas. Aquí, cuando un político quiere introducir una nota de humor, suele ser una catástrofe.
-¿No será que son malos humoristas?
-Son muy malos humoristas, pero es que nuestra tradición ha dejado el humor en un cuartito donde puede hacerse, pero no ha invadido todas las actividades. A veces, hay un poco en los comentaristas deportivos.Le tenemos mucho miedo al humor, porque es arriesgado: intentar hacer reír y fracasar es una cosa dolorosa e instantánea.
-Ese personaje de su trilogía, que es su correlato literario. ¿Lo tiene en el cajón?
-Sí. Como es mi correlato, tiene que manifestarse cuando siento esa necesidad. Una historia por una historia, aunque esté bien trabaja desde el punto de vista detectivesco o tenga episodios graciosos. Nunca he hecho un libro porque pensara que fuera a funcionar, sino que de alguna manera se me presenta la necesidad de escribirlo. ¿A qué responde esa necesidad? No lo sé. Pero no quiere decir utilidad. He empezado algunas historias, porque me resulta atractivo y escribir sobre él me sale con mucha facilidad, pero no tengo nada que contar en ese momento. Quizá las recupere o quizás no, y acaben en la calefacción

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