Por la importancia del tema, por lo poco transparente que es en nuestro medio, por los años de experiencia y el acceso a información veraz, intentaré una serie de notas dedicadas a tratar de entender y explicar algo tan importante como es de qué vive un escritor, cuánto gana, y cómo se las arregla para vivir
Autor saltando desde balcón.Ilustración de Max para Babelia/elblogdeguillermoschavelzon.blogspot.com |
“Escribir libros es un oficio suicida. Ninguno exige
tanto tiempo, tanto trabajo, tanta consagración en relación con sus
beneficios inmediatos… Para terminar pronto, conviene decir a quien no
lo sepa que el escritor se gana solamente el diez por ciento de lo que
el comprador paga por el libro en la librería. De modo que el lector que
compró un libro por veinte pesos solo contribuyó con dos pesos a la
subsistencia del escritor. El resto se lo llevaron los editores, que
corrieron el riesgo de imprimirlo, y luego los distribuidores y los
libreros. Eso parecerá todavía más injusto cuando se piense que los
mejores escritores son los que suelen escribir menos y fumar más, y es
por tanto normal que necesiten por lo menos dos años y veintinueve mil
doscientos cigarrillos para escribir un libro de doscientas páginas. Lo
que quiere decir con buena aritmética que nada más en lo que se fuman
se gastan una suma superior a la que van a recibir por el libro*.
Por algo me decía un amigo escritor: ‘Todos los editores,
distribuidores y libreros son ricos y todos los escritores somos pobres”
Gabriel García Márquez, 1966 (citado por Xavi Ayén en su libro sobre el boom)
*en 2014 en España 29.200 cigarrillos son 1.460 cajetillas a 4.90 cada una = € 7.154
Los escritores de libros, cuando un editor los publica, ganan un
porcentaje sobre el precio de de cada ejemplar vendido, con lo cual es
fácil saber cuánto ganan si sabemos o suponemos cuántos ejemplares
venden. En Europa y en Estados Unidos, los ejemplares vendidos es una
información precisa, disponible, para quien accede al servicio que
ofrece la consultora Nielsen, conectado directamente a la caja
de las librerías y grandes superficies, con lo que cubre el 95% del
mercado. Un editor consultando Nielsen sabe cuántos ejemplares de un
libro se vendieron en la semana, en el mes, en el año y en los diez años
anteriores. La “picardía” tradicional de autores y agentes de exagerar
la cifra, ya es imposible.
En América Latina la información es opaca, el mérito pareciera
residir en ocultarla, lo que solo sirve para dificultar el crecimiento
del mercado. La estimamos en base a los rankings semanales de las
cadenas de librerías, lo que permite estimarlas, ya que sí sabemos por
las editoriales qué porcentaje del mercado total representa ese cliente.
Al revisar las webs de las organizaciones de escritores, traductores y
guionistas, la primera conclusión es que los latinoamericanos son
quienes están más desprotegidos, sujetos a negociaciones y
renegociaciones permanentes, en una relación donde -ante la baja de la
produccion de las editoriales- la parte fuerte es la que contrata.
Los escritores, guionistas y traductores más protegidos son los
estadounidenses, por las organizaciones que han creado y porque
pertenecen a ellas. Y porque su trabajo se valoriza. Todavía se respetan
una serie de pautas de usos y costumbres de cada negocio. Eso es lo que
surge viendo los foros profesionales, donde las quejas son pocas en
Estados Unidos, más en Europa, especialmente en España e infinitas en
América Latina. El avance de la política de libertad de mercado, la
crisis y las nuevas cargas tributarias a la actividad cultural, han
arrollado con casi todas las reglas del juego que mal o bien sostenían a
los escritores profesionales.
Un escritor –la enorme mayoría- escribe sin saber si cobrará algo por
su trabajo. Escribe porque quiere, porque necesita hacerlo. El 95% de
los escritos se finalizan sin saber siquiera si se podrán publicar, no
solo si cobrarán por ello. Hay miles de novelas inéditas que dan vueltas
por los premios literarios, las editoriales y las agencias.
Una editorial mediana o grande en España recibe unas mil propuestas
de edición al año, entre las cuales elegirá cuatro o cinco. Una agencia
recibe ocho o diez pedido de representación cada dia. Por momentos
pareciera que se escribe más de lo que se lee.
Yo estimo que en español, hay entre dos y tres mil novelas inéditas
dando vueltas. No es una cifra exacta, aunque creo que no es desatinada.
La situación del traductor o del guionista de cine y televisión
-también escritores profesionales- es diferente, lo habitual es que
comiencen a trabajar después de recibir el encargo. Cuando la industria
editorial o la cinematográfica entra en crisis, como en los últimos
años, el traductor o el guionista se ven obligados a aceptar lo que les
ofrezcan, si es que tienen la suerte de pescar algo. Sin embargo,
escucho constantemente a los productores quejarse de la dificultad de
encontrar buenos guionistas.
Los escritores –con la excepción de Francia- no suelen tener acceso
a ninguna subvención cuando están desocupados, ni siquiera a una
prestación mínima, y a veces ni a la sanidad pública. No sabemos a qué
se dedican los escritores desocupados, podemos suponer que viven de los
ahorros si los tienen, o de la familia, o se van al campo a cultivar un
huerto. Cuidan niños por hora, hacen encuestas en las estaciones de
metro, y en el mejor de los casos trabajan de intérpretes en congresos y
reuniones internacionales, traducen folletos técnicos, redactan
balances y memorias de empresas u organismos oficiales, o escriben
discursos convincentes para políticos con los que casi siempre están en
desacuerdo.
En próximos post veremos en números cuánto gana un escritor y
cómo se componen sus ingresos, cuántos son los que pueden vivir de su
escritura, y cuáles suelen ser los otros “segundos trabajos” que suelen
desempeñar para lograr un ingreso regular. Junto con algunos valientes
testimonios de valor excepcional.
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