Escritor colombiano habla de los temas centrales de su nueva novela, Cinco versiones de Adriano
Mauricio Bonnett también divide su tiempo como guionista y director de cine./eltiempo.com
Cinco versiones de Adriano de Mauricio Bonnett. Un escritor ve pasar por la ventana, en su residencia en Londres, a una persona muy parecida a un amigo que desapareció hace 20 años en Bogotá. Tal vez por no quitarse la ilusión de que sea su amigo, no se decide a salir, y en ese momento otro pensamiento lo asalta: ¿Qué tal si su amigo sí quiso desaparecer?Así comienza la historia de Sebastián, el protagonista de la novela Cinco versiones de Adriano, que también ilustra una anécdota personal del escritor Mauricio Bonnett. Lo curioso es que Sebastián y Bonnett tienen muchas cosas en común: ambos estudiaron Arquitectura en Bogotá, luego vivieron en Nueva York persiguiendo un sueño cinematográfico y finalmente terminaron radicándose en Inglaterra.Sin embargo, las historias de estos dos hombres se dividen cuando Sebastián decide ahondar en el misterio de su amigo desaparecido, lo que lo lleva a un recorrido por el pasado, con sus amigos de juventud, mientras que Bonnett (1961) opta por escribir esa historia.Bonnett, autor de El triunfo de la muerte y La mujer en el umbral, le contó a este diario que su nueva novela –que acaba de llega a las librerías del país– en el fondo es una reflexión sobre la memoria, la verdad y su mutua relación.“Nosotros usamos la memoria como si fuera inocente, y resulta que no. La memoria tergiversa, la memoria olvida, la memoria hace cosas que conviene hacer, pero también es arbitraria, no te da a escoger”, anota el autor, al explicar que, a fin de cuentas, la rememoración no funciona como una película, pues los recuerdos se cruzan y se atropellan sin dar tregua.En el libro, se refleja cómo cada persona recuerda los mismos sucesos de formas diferentes, tratando de reconstruir lo que pasó aunque sus prejuicios y recuerdos trastornados no se lo permitan. Bonnett asegura que es por eso por lo que la estructura narrativa fragmentada le pareció la adecuada para contar la historia, a partir de cinco versiones diferentes del mismo hecho. Para este ejercicio, el autor cuenta que usó elementos de sus amigos de universidad para enriquecer a sus personajes, cuyas personalidades también se nutren de escritores que admira, como Julian Barnes, Philip Roth y Jorge Luis Borges, que, al igual que el autor, están “obsesionados con la memoria”.“The Sense of an Ending (de Barnes) es sobre la memoria y sobre cómo alguien se ha mentido durante toda su vida sobre un episodio, y I Married a Communist (de Roth) es sobre cómo se recrea a un personaje, cómo la gente inventa un personaje”, cuenta Bonnett, y agrega: “Borges decía en un poema de él algo muy lindo: que al hacer el amor con una mujer, sabe que se le iba a olvidar su rostro, pero no la ventana o la lámpara”.A lo largo de la trama, se evidencia también un sentimiento de nostalgia, que surge de esos personajes que se ven derrotados por la vida, añorando sus días de juventud. Al respecto, el autor piensa que nadie cumple la meta exacta que se trazó, lo que desemboca en ese regreso a épocas pasadas.“Creo que a medida que uno madura también se desilusiona, porque empezamos con una idea de qué va a ser nuestra vida y el futuro es completamente distinto. En realidad, nadie está satisfecho, de alguna manera, con su vida”, explica Bonnett, que también es consejero creativo del Laboratório Novas Histórias, en São Paulo (Brasil).Sobre el cierre de la historia, el escritor comenta que el lector se encontrará con pistas para sacar sus propias conclusiones. “El misterio siempre es más interesante que la solución. Si uno lee, por ejemplo, un libro de Ágatha Christie, el misterio es muy interesante, pero una vez que se ve la solución, es ramplona en relación con lo demás”, dice.Por eso, Bonnett se propuso dejar un manto de dudas, pues considera que lo maravilloso del libro es su ambigüedad y su dificultad para encontrar la solución. De sus tres novelas, asegura no tener favoritas: “A cada una le tengo cariño por razones diferentes. A La mujer en el umbral, porque fue la primera y Vargas Llosa la alabó mucho; a El triunfo de la muerte la gocé escribiendo por la historia base, y esta tercera, por el cambio de voces y estructura”.Para el escritor, Cinco versiones de Adriano refleja “lo bonito y lo terrible de la memoria”, a través de personajes con los que uno fácilmente se puede identificar. “Yo tengo más bien una visión pesimista de la humanidad, como tal vez se ve en el libro”, concluye.‘La desilusión es parte de la vida’Mauricio Bonnett, que se hizo amigo de Mario Vargas Llosa mientras grababan el documental de la vida del Nobel peruano alrededor del mundo, sabe que también él tiene unas ambiciones que cree que no cumplió. “A pesar de que es premio Nobel de literatura, seguramente se siente con límites, y eso es muy curioso porque un gran autor no tendría por qué”, asegura Bonnett. El autor piensa que lo mismo le pudo haber pasado incluso al Nobel colombiano, Gabriel García Márquez: “Todos se juzgan con otros parámetros, digamos García Márquez con Faulkner (William). Aunque muchos podrían decir que García Márquez se volvió mejor que Faulkner, pero no García Márquez”, afirma Bonnett, y agrega que eso siempre pasa en la vida práctica: “¿qué iba a hacer yo con mi vida?, ¿dónde iba a vivir?, ¿cuáles eran mis deseos y qué pasó con ellos? Desilusionarse es parte de la vida.”Imagen y melancolíaEl autor aprovecha su clara influencia del séptimo arte y como documentalista para reflexionar sobre esa curiosa relación entre la imagen y la memoria, y el papel que juega la fotografía. “Cuando uno quiere acordarse de algo, saca las fotos y mira, y ahí hay algo eterno, ahí quedó congelado y al mismo tiempo es muy melancólico”, comenta.
El escritor construye la casa de su obra con algunos escombros, de la destrucción de la casa de su vida.
25.5.15
Mauricio Bonnett y las trampas de la memoria
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